Pipo, más que El Sabroso: EL ETERNO
Recuerdo
la primera vez que mis padres me llevaron al estadio Guillermón Moncada. A
pesar de disfrutar de un excelente juego de béisbol entre los equipos de
Santiago de Cuba y Holguín, gran parte de mi atención se la llevó el señor que
le hacía llegar las pelotas al árbitro y, rápidamente, le pregunté a mi padre
quién era él, sonriente me contestó: “Ese es Pipo”.
Imagino
que son varios los niños que han hecho esa pregunta, porque era imposible
pasarlo por alto. Radamés Alberto Heredia Clavijo “Pipo”, era un protagonista
más de lo que ocurría en el terreno. Cada pelota que era devuelta al campo ponía
en vilo al público quienes esperaban hasta ver si Pipo la capturaba, ya fuera
con sus manos o con su gorra. Aunque no lo lograra, siempre llegaba la ovación.
Bautizado
cariñosamente como Pipo por el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque,
en la 40 Serie Nacional acompañó a Las Avispas santiagueras por diferentes
terrenos del país, con una camiseta muy distintiva que decía en la espalda:
Pipo El Sabroso, y así quedó apodado para la historia.
El
decano de los narradores deportivos, Eddy Martin, dijo una vez que Radamés
Heredia “Pipo”, no era solo de Santiago de Cuba, sino de Cuba entera y del
extranjero también.
Pipo
es eterno, porque en cada pasillo del “Guillermón” su legado cobra vida, ese
que forjó con sus propias manos, ayudando a construir el “Coloso de la Avenida
de las Américas” desde sus cimientos, agilizando la recogida y entrega de
pelotas para que los juegos no se demoraran, pendiente a cada detalle para
cumplir con esmero su responsabilidad.
Trabajador
ejemplar, condecorado en numerosas ocasiones, ejemplo de laboriosidad. Siempre
recordaba con orgullo y alegría el momento en que conoció al Comandante en Jefe
Fidel Castro.
Para
los niños siempre tuvo tiempo y dedicación. Jugaba con ellos a la pelota y les
contaba las hazañas de sus amigos Manuel Alarcón y Pepín Carrillo, entre otros.
Desde
el pasado domingo Pipo sumó otro apodo a su chamarreta, ya no será solamente El
Sabroso, ahora es El Eterno, porque hombres como él no se olvidan ni se borran,
hombres como él quedan para la historia.
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