El año del Bayern
Pep
Guardiola celebra en su despacho de Säbener Strasse de Múnich un año casi
perfecto. Tras vencer al Raja Casablanca de Marruecos, el club bávaro se quedó
con la corona que determina anualmente al “mejor equipo del mundo”.
En Marrakech
el Bayern obtuvo su tercera corona intercontinental. Antes logró este éxito en
1976 y el 2001, ahora, de la mano del técnico español, suspira por un nuevo
triunfo, el que subraye la hegemonía muniquesa en un año de ensueño.
Guardiola
planificó la misión de un equipo que recuperó el poder con una autoridad
comparable a la que implantó en la década de los 70, cuando gestó la leyenda de
uno de los mejores equipos de la historia abanderado por una generación de
ensueño que ahora forma parte de la regencia de la entidad.
Pep
Guardiola presume también de tres Mundialitos. Los dos anteriores, logrados con
el mejor Barcelona de todos los tiempos. El entrenador español, sin embargo,
contempló en su año sabático, posiblemente desde su retiro en Nueva York, como
el Bayern se convertía en el amo del Viejo Continente mientras arruinaba, de
paso, al gigante azulgrana que no hacía mucho creó.
La entidad
anunció ahora hace casi un año, el 16 de enero pasado, la contratación del
técnico de Santpedor. Por entonces, Jupp Heynckes engrasaba la maquinaria
alemana que meses después explotó.
El veterano
preparador de Mönchengladbach, de 68 años, fue el que devolvió a la cima al
Bayern. Tres años después, y con una superioridad llamativa, recuperó el título
de la Bundesliga con seis jornadas de antelación. Fue el vigésimo tercer trofeo
liguero para el cuadro bávaro que afrontó un mes frenético para imponer su
dominio en cada torneo.
El 25 de
mayo enterró la leyenda de perdedor de los últimos años para conquistar, en
Wembley, la Liga de Campeones ante el Borussia Dortmund, rey del fútbol alemán
en los cursos precedentes y al que dos semanas después volvió a superar en la
final de la Copa. Heynckes será recordado como el artífice del primer triplete
en la historia del fútbol alemán.
Tres
derrotas en 53 partidos, 151 goles marcados y solo 33 encajados fue el bagaje
de despedida de Heynckes, que se marchó a medio camino del sexteto de triunfos
que el Bayern contemplaba como objetivo para la segunda parte del 2013.
Fue entonces
cuando arribó Guardiola. Entró en acción el preparador español, el único del
mundo que presume de haber logrado con un equipo, el Barcelona, seis títulos en
una campaña. Pep, sin embargo, perdió ante el Dortmund la Supercopa alemana.
Pero dio al Bayern su primera Supercopa de Europa al ganar al Chelsea de José
Mourinho el pasado mes de agosto.
El brillo
que habían mostrado jugadores como Franck Ribéry y Arjern Robben durante la
temporada pasada estuvo lejos de opacarse, más bien se diría que tanto ellos como
sus compañeros se adaptaron al esquema de Guardiola para hacer todavía más
brillante a un equipo que se acostumbró a ganar.
Mientras
mantiene ese trayecto impecable por el nuevo ejercicio de la Bundesliga, que
domina con brutalidad, se aseguró el quinto título. Y dejó claro que en este
año futbolístico hubo un cambio de mapa: el centro geográfico queda en Alemania
por culpa de unos muchachos de camiseta roja.
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