Con sabor a poco




El arranque de 10 días decisivos para la presente temporada del fútbol europeo me dejó con sabor a poco. Sevilla se quedó con la UEFA Europa League relegando, una vez más, a un Benfica que no puede romper con su maldición continental, pero contra todos los augurios de que veríamos un partido repleto de goles, la final terminó siendo un partido de esos que no quedarán en la memoria.

Podría haber sido un comienzo distinto a una seguidilla de grandes finales, entre las que se destacan las dos que enfrentará el Atlético Madrid: primero este sábado ante Barcelona por el título de La Liga y una semana después frente a Real Madrid por la UEFA Champions League.
También habrá campeones en la FA Cup y en la Copa de Alemania, pero antes de meternos en lo que se viene, repasemos lo que dejó el encuentro en Turín.
Con esquemas bastante conservadores (4-2-3-1, el Sevilla, y 4-4-2, el Benfica), ninguno de los dos tuvo la precisión necesaria en los últimos metros, con delanteros poco precisos para superar a defensas bien plantadas. Dentro de ese panorama, el Benfica quiso la victoria un poco más y generó mejores oportunidades, aunque también quedó expuesto y podría haberse ido derrotado antes de los penales si el colombiano Bacca hubiera definido mejor una contra.
De cualquier manera, al equipo portugués no le alcanzó para terminar con un maleficio que se estiró a ocho finales. Campeón en su país, venía además de dejar en el camino a dos poderosos como Tottenham y Juventus, privando a este último de jugar la final en su propia casa, y durante el partido parecía que, finalmente, iba a transformar toda esa experiencia copera en un resultado positivo.
Pero una vez más se quedó en la orilla ante un Sevilla que se hizo dueño de esta competencia en esta última década, en la que ya levantó tres veces el trofeo.
Otra vez el Sevilla tuvo la cuota de suerte necesaria en el momento justo, sigue celebrando en un año en el que descendió su clásico rival, el Betis, y sigue consolidándose como un club “vidriera”, por el que pasan muchos jugadores antes de dar el salto hacia los grandes de España o de Europa.
Recuerdo como se floreaban en el Sevilla Sergio Ramos y Baptista, quienes luego se unieron al Real Madrid. También terminó en el merengue José Antonio Reyes previo paso por el Arsenal, y hay muchos más ejemplos similares.
No quiero dejar de pasar la oportunidad para dar mi opinión sobre un tema que viene siendo motivo de conversación: el uso de la tecnología en el fútbol. La UEFA eligió sumar árbitros, pero parece que ni seis (la terna, el cuarto y los dos asistentes de línea de gol) alcanzan para ver una clara violación de las reglas, como fue el adelantamiento de Beto para desviar el penal ejecutado por Cardozo. Para cualquier cámara era sencillo demostrar que el arquero estaba un par de metros por delante y la consecuencia lógica era repetir el disparo.


Lo que viene…
Mirando el partido soporté 120 minutos sin goles, pero me queda la esperanza de que después del aperitivo venga un plato principal con muchas más emociones.
Para el Atlético de Madrid llegó el que quizás sea el momento más importante de su historia, afrontando fuera de casa dos definiciones contra los dos equipos que tradicionalmente han dominado el fútbol de su país. No podría haber encontrado peores adversarios, y más pensando que para ellos el partido es el último de la temporada, mientras que el “Aleti” no puede regular.
Es una lástima pensar que el Atlético de Madrid pueda quedarse sin nada, pero eso no debería desmerecer en lo más mínimo el extraordinario trabajo de Diego Simeone. Y no hablamos solamente de los resultados, que no son poca cosa, ya que llega al cierre del año peleando cabeza a cabeza con dos equipos que corren una carrera económica distinta.
Lo más relevante, y que algún día será el legado de Simeone en el club, es que fue capaz de transmitirle su personalidad como jugador a un equipo que adoptó ese carácter como estilo y le sacó el máximo provecho. Durante este tiempo se codeó con los grandes de Europa y se dio el lujo de dejar a varios en el camino.
Tendrá la posibilidad de sacarse, 40 años después, la espina de aquella final perdida en 1974 ante un Bayern Munich pletórico de campeones del mundo como Maier, Beckenbauer, Breitner, Schwarzenbeck, Hoeness y Gerd Müller.
Pero antes de ir por revancha en Europa, el “Aleti” querrá ganar una Liga que podría haber cerrado mucho antes, sobre todo en la fecha que pasó cuando no pudo ganar como local. Enfrente tendrá a un Barcelona que querrá darle una última satisfacción a un técnico muy profesional que, en mi punto de vista, no fue tratado bien.
Bastante lejos llevó a un Barcelona en transición que, además, hace ocho años que viene afrontando temporadas extensísimas y llega, como decimos, “sobre las rótulas”. Habrá que ver quién paga ese precio, porque podría ser la selección española quien sufra en Brasil por ese enorme desgaste.
Pero ese será un tema para el mes de junio. Primero dejemos que termine mayo y disfrutemos de estos grandes duelos.

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