Sí…son muy Gigantes
Los Gigantes
de San Francisco ratificaron su status de “dinastía” en la MLB, con su tercer
título en cinco años, al dominar a los Reales de Kansas City en el partido
decisivo en una Serie Mundial que, sin duda, pasará a la historia como una de
las más emocionantes jamás celebrada.
Madison
Bumgarner, un nombre del que nunca se olvidará la fanaticada del “Kansas”, y su
promedio de efectividad de por vida de 0.25 en los tres Clásicos de Otoño en
los cuales ha visto acción, resultaron ser factores decisivos en el partido
decisivo de la temporada que recién finalizó.
Apenas dos
hits, uno del primer bateador que enfrentó, Omar Infante, y otro al penúltimo, Alex
Gordon, fue lo que permitió el estelar zurdo desde que tomó la pelota en relevo
de Jeremy Affeltd, para comenzar la quinta entrada.
La decisión
del mánager Bruce Bochy de entregarle el juego a Bumgarner no fue una ni
riesgosa ni sorpresiva. Tras su impresionante blanqueada en el quinto juego,
era obvio que el lanzador se había convertido en el líder de este grupo y,
después de todo, Bochy tenía a su alcance, en caso de que no todo saliera como
originalmente había planificado, la codiciada combinación en el bullpen de Javier
López, Santiago Casilla y Sergio Romo.
Pero la
hazaña de Bumgarner, al irse con marca de 2-0 en la Serie Mundial y culminar la
postemporada con un promedio de efectividad de 0.43 y el subsecuente premio al
Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, fue solo una de las tres claves de los
Gigantes para alzar el gallardete.
La segunda
clave para los Gigantes en el séptimo juego fue la doble matanza que Joe Panik y
Brandon Crawford lograron en la parte baja de la tercera entrada para matar un
posible rally que tenía el potencial de cambiar el aspecto de todo el partido.
Lorenzo Cain
abrió la entrada con un sencillo, Eric Hosmer siguió con una roleta por el
medio del cuadro que Panik capturó, envió a Crawford usando su guante para
sacar a Cain, quien hizo un relevo a primera que apenas sacó a Hosmer, y
solamente luego del primer reto de video exitoso en la historia de las Series
Mundiales.
Sin embargo,
la importancia de esa jugada está en el esfuerzo defensivo de Panik, ya que si
este no capturaba esa rolling, los Reales hubieran tenido hombre en primera y
tercera, sin outs, en un juego que en ese momento estaba empatado a dos
carreras y con Billy Butler, el bateador más caliente en la alineación,
consumiendo un turno.
Y lo que se
puede considerar como la tercera clave del triunfo es el bate de Pablo Sandoval.
El “Kung-Fu Panda” bateó de 3-3 con dos carreras anotadas y tuvo algo que ver
en la totalidad de la ofensiva de los Gigantes.
Quizás fue
hasta alegórico que fuera Sandoval, quien en unos días se convertirá en agente
libre, que fuera el que atrapara el último out del juego, pero de ese tema se
hablará de sobra en las próximas semanas.
El hecho es
que el venezolano, junto a Brandon Belt, Crawford y Hunter Pence cargaron una
ofensiva que en ningún momento pudo contar con Buster Posey, quien acabó la
Serie Mundial sin un extra bases y a veces lució perdido en el plato.
La habilidad
de los Gigantes de balancear su ofensiva y lograr aportaciones claves en
momentos oportunos de jugadores como Michael Morse, quien empujó dos de las
tres carreras del séptimo juego, aún en momentos en los cuales su líder
ofensivo no estaba haciendo contacto con la bola, fue -en gran escala- el
factor determinante de esta Serie.
¡Y eso que
este era un año donde los Gigantes anunciaron para el inicio de una renovación
de la plantilla! ¿Me pregunto qué pesarán ahora?
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