Esos jonrones que solo conectaba Fidel
Fidel saluda a Kindelán en uno de sus encuentros. Fotos:Cortesía entrevistado |
El “Tambor Mayor”,
Orestes Kindelán, vuelve a pararse en el cajón de bateo, pero no para conectar
uno de sus tantos jonrones. Esta vez, el dolor que le causa la desaparición
física de Fidel es más fuerte que su poderoso swing.
“No lo podía creer.
Ahora me doy cuenta que –al igual que todos sus fieles por el mundo- no estaba
preparado para esa noticia. Su legado será eterno y debemos estar agradecidos
por haber contado con su liderazgo.
Recuerdo que tres
días antes de salir para los Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá, en el
año 1999, Fidel fue a despedirnos y me preguntó qué yo pensaba del equipo.
Le comenté: “Comandante
el grupo está un poco tenso, porque la nómina final la dieron a conocer tres
días antes de la competencia y eso tenía nervioso a varios jugadores, que no
sabían si formarían parte del elenco”.
Él me dijo: “Pero tú
no debías estar tenso, porque sabes que estarás en el equipo”. Y le respondí: “Yo
sabía que estaba, pero los muchachos más jóvenes no, y estaban más preocupados
por estar que por el torneo, y eso no es bueno para afrontar el certamen”.
Me miró y se sonrió
con algo de picardía, al tiempo que nos transmitió su confianza en el éxito. Y
así fue, ganamos la medalla de oro.
Un año después,
cuando estábamos en la preparación para las Olimpiadas de Sydney, Australia,
nos mandó a buscar nuevamente. Otra vez vino hacia mí.
-Bueno “Kinde”, y
ahora qué te parece el equipo.
-Estamos bien, enfocados,
sabemos de la dificultad de la competencia, pero vamos con la intención de
ganar.
-Pero ahora hice el
equipo un mes antes, para que no me vuelvas a decir que fue con tres días de
antelación.
“Me quedé asombrado. ¿Cómo
el Comandante en Jefe, que tantos asuntos importantes debía atender, se podía
acordar de algo tan insignificante como que un año atrás me había hecho esa
misma pregunta? Me gusta creer que tomó en cuenta mi opinión. Esas cosas solo
las hacía Fidel”.
Kindelán compartió con el Comandante en Jefe en varias ocasiones |
¿Perder? Ni en la pelota
“En enero de 1999, en
una de las visitas del presidente venezolano Hugo Chávez a nuestro país, el
Comandante nos mandó a buscar a mí y otros peloteros del equipo Cuba, para
participar en un juego de veteranos que estaban organizando entre él y Chávez.
“Recuerdo que tuvimos
que esperar varias horas, porque ellos andaban de recorrido por obras y se
había extendido más de lo planificado. Cuando llegó a la sala donde estábamos nos
comentó de la pillería que quería hacerle a Hugo. Todo estaba planificado por
él, desde los disfraces y el maquillaje, hasta que no se nos ocurriera usar los
números habituales de nosotros en los uniformes. Fidel, que era una carcajada
tras otra, nos dijo:
-Vamos a hacerle una
maldad a Chávez. No le haremos muchas carreras, pero le ganaremos.
“Fue un día de
felicidad para todos nosotros. Nunca habíamos sido partícipes de nada igual.
Aquello fue una fiesta desde el primer hasta el último out. Y engañamos a casi
todos. Digo casi, porque cuando Chávez llegó a la primera base se quedó
mirándome.
-¿Pero tú eres
Kindelán?
-Sí presidente, y soy
Kindelán.
-Oh, Fidel me está
haciendo trampas.
-No, no es trampas,
es solo una jarana. Al final este juego es de amistad, para divertirnos todos.
La victoria no es lo importante.
“Ambos sonreímos y
cuando miramos para el banco, allí estaba Fidel, que ya se había percatado de
todo, y no paraba de reírse. Creo que soy un afortunado de haber sido parte de
ese momento único”.
No podemos defraudarlo
“A parte de la
calidad que tenían muchos peloteros en mi época de jugador, era muy motivante
el aliento que recibíamos del Comandante en Jefe antes de partir para cualquier
evento.
“Era como una
tradición, y a la vez una especie de bendición. Para mí, tener una bendición de
Fidel era como tener una de Dios. Nos hacía sentirnos invencibles. Pero a la
vez nos comprometía. En los momentos complicados todos nos poníamos de acuerdo
y decíamos: ‘Recuerden que el Jefe nos está esperando en La Habana. Allí no
podemos llegar con otra medalla que no sea la de oro. Tenemos que ganar como
sea’.
“Ya lo dijo el propio Fidel: ‘Ahora le toca a los
más jóvenes’. Y la tarea no es tan complicada, porque el líder histórico de laRevolución se encargó de darles escuelas deportivas, estadios y lo
indispensable para iniciar su formación como atletas. Les toca a ellos levantar
al béisbol. Ese deporte que tanas emociones le ha dado a nuestro pueblo y que
en innumerables ocasiones le imprimió una sonrisa en el rostro a Fidel”.
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