“Por momentos quise dejar la gimnasia”
Manrique es la principal figura de la gimnasia artística cubana en la actualidad. Foto:sportnews.com |
No me imagino un panorama donde Manrique Larduet Bicet no encabece a la escuadra cubana de gimnasia artística. Y es que
esta disciplina deportiva en la Mayor de las Antillas necesita a toda costa el
talento del santiaguero.
A sus 21 años de edad, es
un muchacho tranquilo, de hablar bajito y repleto de sueños por cumplir en un
deporte que le brinda alegrías. Las más recientes en el Campeonato Mundial de
Montreal, Canadá, donde no pudo ganar medallas, pero regresó a casa con el
orgullo de haberse “colado” en tres Finales (all-around, barras paralelas y piso) y demostrar que tiene lo
necesario para regodearse entre los mejores del planeta.
Ahora tiene los Juegos Centroamericanos y del
Caribe de Barranquilla, Colombia, el próximo año, como su meta más cercana y el
deseo de lograr una o varias coronas ocupa su mente.
De
visita unos días en su natal Santiago de Cuba, rodeado de sus familiares y
amigos, como es característico en él, Manrique dedicó unos minutos para
conversar con Play-Off Magazine.
-Hablemos del Mundial. ¿Qué experiencias
sacaste?
-El
torneo estuvo durísimo. Estaban los mejores del mundo, pero nosotros fuimos con
mucha confianza en el trabajo que habíamos realizado previo al certamen, a
pesar de que hacía alrededor de un año que no teníamos roce internacional.
Luego pasó lo que muchos saben. Los jueces, que son mayoritariamente europeos y
asiáticos, dan sus valoraciones y como es lógico siempre salen beneficiados los
atletas que más compiten, o sea, los conocidos por ellos, que no quiere decir
que no tengan una enorme calidad.
Así
y todo, creo que los resultados no fueron tan malos. Incluso el evento nos
sirvió para comparar nuestros modelajes competitivos con los de otras naciones
y te puedo asegurar que por esa parte estamos en el camino correcto. Lo que nos
golpea son otras cuestiones.
-¿Crees que con mayor fogueo en lides
internacionales antes del Mundial podrías haber ganado una medalla?
-Eso
nadie lo puede asegurar. En una competencia puede pasar de todo. Pero sí te
puedo decir que competir afuera, contra los mejores del mundo y ante los jueces
que normalmente son convocados a los grandes eventos, te da aval. Además, está
el tema de la familiarización con los aparatos que se usan en esos certámenes,
que no son los mismos que tenemos en la Escuela Nacional. Nosotros solo
disponemos de horas para acostumbrarnos. Los otros atletas no, ellos ya los
dominan de antemano.
Para al atleta, el apoyo de su padre Eduardo Enrique (a la derecha) es vital. Foto:Jorge R. Matos |
-¿En casos como estos, qué pueden hacer
ustedes y los entrenadores para intentar limar esas diferencias?
-Trabajar
muy duro y con mucha sistematización. El profesor Carlos Gil es un verdadero
maestro, ya que para llegar en la forma óptima al Mundial tuvo que variarnos
muchas veces el plan de entrenamiento, porque no pudimos competir en ningún
otro evento. Además, las condiciones de la escuela en estos momentos no son las
mejores. Tenemos aparatos que son de la década del ’90 del siglo pasado. Y como
te decía antes, no son esos los que se usan en los torneos actuales.
Sabemos
que no es fácil para el país mejorarnos las condiciones. La gimnasia artística es
un deporte carísimo. Para que tengas una idea, solamente un colchón completo
costaría unos 60 000 dólares. Pero creo que con algo de ayuda podríamos mejorar
un poco las condiciones para entrenar mejor.
-¿Qué tan frustrante puede ser para un
atleta estar casi un año sin competir?
-No
es dada gratificante, porque un deportista se prepara para eso. Y si tanto
sacrificio no tiene al menos la recompensa de participar en una competencia,
uno llega a preguntarse si realmente vale la pena. Te voy a confesar algo. Hubo
momentos donde quise dejar la gimnasia, pero ahí surgió la figura de mi padre,
Eduardo Enrique.
Él
rápidamente se movilizó y conversó mucho conmigo, con mi entrenador y hasta con
los directivos de la escuela. Me hizo entender que en ese momento era cuando
más fortaleza tenía que demostrar y que en la vida todo llega, que uno no puede
desesperarse. Lo importante era estar bien preparado para cuando se me diera la
oportunidad. Me ayudó a cambiar de opinión y tengo que agradecerle todos los
consejos que siempre me ha dado.
-¿Y ahora qué tienes en mente?
-Estoy
en el segundo año de la carrera y pronto comenzaremos la preparación para los
Centroamericanos. Tal vez podamos asistir antes a algunas paradas de la Copa
del Mundo, ya veremos qué pasa. Pero mi objetivo principal es aportar medallas
para la delegación cubana en Barranquilla 2018 y superarme.
-Una última pregunta Manrique. ¿A pesar
de tu juventud, cómo ves el futuro de la gimnasia artística cubana?
-Creo
que si no se mejoran algunas cosas y se cambian otras corremos el riesgo de que
los resultados decaigan. La matrícula de la escuela no es tan amplia como en
otros tiempos y entrenar cada vez se hace más complicado, porque en el mismo
gimnasio tenemos que acomodarnos los de la artística, en todas las categorías,
y los de la rítmica.
También hemos perdido muy buenos preparadores que
se han ido a otros países. Pero hay gente como Carlos Gil que ponen todo su
empeño para que nosotros, los atletas, nos sintamos lo mejor posible y podamos
cumplir con los planes de entrenamiento con las menores complicaciones
posibles. Realmente, no sé qué sería de mi gimnasia sin él y mi padre.
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