El “Real” equilibrio
El Clásico de España
tuvo a un ganador más que merecido y un perdedor al que se le deben haber
encendido varias luces de alarma. Porque así como Real Madrid ratificó el rumbo
victorioso y goleador de sus últimos partidos, Barcelona volvió a sufrir
problemas que ya creía superados y se mostró desacoplado en todas y cada una de
sus líneas.
Paradójicamente, lo
peor que le pudo haber pasado al Barcelona fue haberse puesto en ventaja tan
rápido y con tan poco esfuerzo. En una jugada que parecía anodina, Pepe pecó de
ingenuo: sabiendo que Neymar engancha nueve de 10 veces para su derecha, igual
se cerró contra su marcador lateral. Así, el visitante se encontró ganando sin
haber hecho méritos.
De cualquier manera,
el problema del Barcelona fue que tuvo pequeños cambios en todas sus líneas y
ninguno de ellos dio resultado. En la defensa, en el mediocampo y en ataque,
las apuestas de Luis Enrique no dieron resultado y así se resintió el
rendimiento colectivo.
Atrás, colocar a
Mathieu como lateral no le cambió demasiado en función de la marca, ya que sin
Bale, el Madrid puso a Benzema y a Cristiano Ronaldo más cerrados, mientras que
ni “Isco” ni James se caracterizan por intentar desbordar.
Al francés no lo
desbordaron, sino que lo encararon hacia dentro. Y sin haber fallado en lo
defensivo, claramente su equipo perdió la salida que sí tiene Jordi Alba. Eso
se notó a la hora de tener opciones para llegar a terreno contrario con
sorpresa.
En el mediocampo,
Xavi volvió a la titularidad buscando tener ese monopolio de la pelota que no
consiguió. Sin la pelota y con Iniesta desdibujado, faltó un mediocampista más
físico para cortar la circulación de los volantes creativos del Madrid, que
tuvieron pelota y terreno para lastimar.
Adelante, quedó claro
una vez más que sumar individualidades no necesariamente da como resultado un
mejor rendimiento colectivo. Anticipábamos que la llegada de Suárez podía
plantearle un problema al Barcelona y así fue: el uruguayo piensa y funciona
como “número 9”, con lo cual tiende a cerrarse hacia el área. Así, dejó de
ocupar una franja derecha de la que rápidamente se apropió Marcelo, que se
cansó de llegar al área rival.
El del brasileño fue
el ejemplo más visible, pero no el único de cómo las líneas cortadas del
Barcelona facilitaban el trabajo del Real Madrid. Los mediocampistas visitantes
veían cómo la pelota llegaba a sus espaldas sin obstáculos y los defensores
tenían que esforzarse al máximo para frenar una serie de avances sin pausa.
Al mismo tiempo, por
más que se moviera Suárez no recibía la pelota, Neymar y Messi también sufrían
la falta de posesión y el equipo que todavía es líder terminó desdibujado, sin
generar oportunidades.
Es muy sencillo
emitir juicios con el resultado puesto, pero a la vista del desarrollo del
partido, da la sensación de que a Luis Enrique le hubiera resultado más
conveniente experimentar contra equipos que no tuvieran tanto poder de dejar
expuestas las deficiencias de funcionamiento colectivo que se generan.
Real Madrid, por el
contrario, fue mucho más práctico. Cristiano Ronaldo y Benzema, aun jugando
cerrados, son rápidos en el uno a uno, mientras que tanto James como “Isco”
hicieron un buen partido, ayudados por otros dos virtuosos como Kroos y Modric,
que comparten la manera de vivir el juego, priorizando el manejo de la pelota.
Es cierto que “Isco”
y el colombiano están cumpliendo roles que no son los de ellos, lo cual es muy
elogiable. Lo hacen a partir de una gran disciplina táctica pero también
gracias a sus enormes condiciones individuales para adaptarse a posiciones que
no sienten.
Uno desearía ver a
James jugando en una posición más parecida a la que ocupada Ozil en el 4-2-3-1
de Mourinho, en el medio de la línea de tres volantes ofensivos. Allí estaría
más cerca y más de frente al arco, pudiendo aprovechar su juego corto y su gran
pegada.
En definitiva, el Clásico
abrió el torneo. Real Madrid se acercó al Barcelona, Sevilla está al acecho y
el Atlético Madrid nunca se da por vencido. Si los dos de la capital y los “blaugranas”
siguen avanzando en la Champions, seguramente la lucha en el frente local sea
codo a codo.
Barcelona había
tomado confianza en la Liga pero no lucía tan firme en la Champions, con lo cual
deberá acusar el golpe del Clásico. Haber perdido la compostura defensiva sin
haber tenido un ataque incisivo le genera dudas que parecían superadas. En sus
próximos compromisos tendrá que empezar a buscar y a brindar respuestas.
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