¿A esta hora con ese recado?

A pesar del tropezón, los santiagueros están cerca de asegurar la clasificación            Foto: Jorge Luis Guibert García


Les juro que este comentario lo tuve que reelaborar ayer en la noche. Para hoy pensaba hablarles de que las Avispas ya estaban aseguradas entre los cuatro primeros de la 59 Serie Nacional de Béisbol, con su pasaporte directo a la segunda etapa del torneo y que ya podíamos comenzar a fantasear con los posibles refuerzos.

Pero de eso nada. Tamaña confusión nos hemos llevado muchos con la sorpresiva escoba que le dieron los Sabuesos holguineros a la tropa del profesor Eriberto Rosales en la llamada Ciudad de los Parques. Tres mordidas (2x0, 9x2 y 2x1) que provocaron que los indómitos descendieran del primer al cuarto lugar de la tabla de posiciones, ahora con acumulado de 26 sonrisas y 16 reveses, igualados con los Elefantes de Cienfuegos, pero estos ganaron el pulso particular (2-1), así que tienen ventaja en el desempate.
La barrida ha encendido algunas alarmas. Y no es para menos. Primero hay que dejar bien claro que –pase lo que pase- los santiagueros tienen asegurado estar, como mínimo, en los play-off de comodines. Pero seamos sinceros, después de volar tan alto, caerse del top-4 al final de la carrera no dejaría un buen sabor en gran parte de la afición, y me sumo.
Más allá de las tres derrotas, hay algo que me llamó poderosamente la atención en los duelos ante Holguín: la ofensiva solo logró fabricar tres anotaciones en 21 innings, sí porque todos los duelos se jugaron a siete entradas a causa de la lluvia. Los dos primeros fueron en una jornada doble y ya sabemos cómo es la regla para esta temporada, y el tercero –curiosamente- no pudo pasar del séptimo capítulo, porque el clima no lo permitió. Maldita casualidad.
Me pregunto cómo un equipo que hacía solo par de días le había bateado muy bien al staff de los ahora líderes Toros de Camagüey (26-14), y que les ha conectado duro a casi todos los cuerpos de lanzadores del país, apenas pudo arañar a los serpentineros de unos holguineros que llegaron a esta subserie en el antepenúltimo lugar, con 14-24 y que solo juegan para decorar su actuación en la 59 Serie.
Me niego a pensar que el cansancio haya aparecido de forma masiva de la noche a la mañana. Y tampoco quiero imaginar que, tras la dura porfía con los camagüeyanos (ganada 2-1 por los indómitos), la adrenalina haya descendido hasta llegar a niveles de relajación, lo cual –en caso de ser así- sería un craso error por dos motivos: El primero es que no se tiene garantizada la clasificación directa, y el segundo es que a una hipotética segunda etapa se avanza con el balance de ganados y perdidos de la primera fase, así que todos los partidos cuentan.
Ahora el panorama es otro por completo. Si pensaba que contra los Toros era el duelo más decisivo de los que faltaban, se equivocó. El tope vital es el que comienza mañana sábado, en el “Guillermón Moncada” ante los Cocodrilos de Matanzas, que se treparon al segundo lugar con 26-15.
Para no enredarlos mucho les cuento que las mayores opciones de quedarnos entre los cuatro de arriba pasan por ganarle el pareo a los yumurinos. De no ser así, dependeríamos de lo que hagan los otros rivales, principalmente cienfuegueros, tuneros y espirituanos. Aunque si les soy sincero, los que más me preocupan son los actuales campeones, que están a juego y medio de las Avispas, con tres partidos pendientes y cierran de locales contra Mayabeque.
Más complicado lo tienen los Gallos (juegan contra Camagüey) y a los Elefantes solo les basta con imitar lo que hagan los “rojinegros”. Ah, un detalle no menos importante, contra estos tres los santiagueros perdieron todas las subseries particulares, así que el empate es igual de perjudicial. 
Nada, que habrá que batirse contra la terna Yoanni Yera-David Mena-Noelvis Entenza y salir victoriosos para no encomendarnos a los santos. Y no sé qué pensará usted, pero yo no quiero comodines. Por eso, confianza total en los muchachos. Nos vemos en el “Guillermón”.

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