El viento seguirá impulsando a su hija


Yunidis aplazará su decisión de retirarse del deporte activo. Foto:iaaf.org


Cuando se hable de la historia del deporte cubano, siempre hay que hacer un aparte para Yunidis Castillo Castillo, la Hija del Viento. Una figura que, más allá de su discapacidad, ha sobresalido por su enorme dimensión de atleta por cuantas pistas ha competido en el planeta.

Dueña de cinco coronas paralímpicas y siete mundiales, la velocista oriunda de Santiago de Cuba vio tronchado su sueño de sumar nuevas preseas doradas a su historial en los pasados Juegos Paralímpicos Río de Janeiro 2016, a causa de una lesión en una de sus piernas.
En la urbe carioca, y tras ubicarse segunda en su reaparición en el salto de longitud categoría T-47 (amputado de miembro superior), Yunidis era la favorita para imponerse en las finales de 100, 200 y 400 metros, especialidades en las que reinó cuatro años antes en Londres, con récords mundiales y paralímpicos incluidos.
“Sentí que se me caía el mundo. No terminar mis carreras, en el evento que sea, es la mayor derrota que pueda sufrir. Y más cuando sé que el motivo no depende de mí. Tenía ganas de hacer grandes cosas en estas Paralimpiadas, porque pensaba retirarme del deporte activo después de concluida la competencia y dedicarme más a mi familia.
“Ya estaba lastimada cuando participé en el salto de longitud, así que la medalla de plata la tomé con mucha alegría, a pesar de que siempre aspiro al oro. Sin duda, la lesión que sufrí en Río de Janeiro ha sido la peor experiencia en toda mi carrera”, confesó Yunidis.
La velocista aseveró además que: “En aquellos momentos de profunda tristeza hubo algo que me conmovió mucho, y fueron las palabras de mi compañera y amiga Omara Durand, luego de dedicarme sus medallas. Eso me hizo recobrar parte de mi autoestima. Fue un gesto muy bonito de su parte.”
Pero el fracaso no existe para Yunidis. Acostumbrada a brillar en todas las lides en las que compite, su adiós de las pistas no podía ser el que vimos en la cita brasileña.
“La lesión me obliga a reaparecer en otro evento grande cuando esté completamente recuperada, para que mi última imagen como atleta no sea la del abandono.
“En este 2017 hay Mundial, pero la ruptura que sufrí en el recto femoral de la pierna izquierda fue muy grande, de grado IV. Incluso pensamos que iba a necesitar cirugía; sin embargo, gracias a un tratamiento con células madres hemos avanzado algo, aunque es un proceso lento y más si queremos que sea efectivo, así que lo más probable es que en esta temporada no pueda competir. Tal vez sea para los Parapanamericanos de Perú”, explicó Castillo Castillo.
Aún no es tiempo para que la Hija del Viento cuelgue las zapatillas. Todavía tendrán que compartirla con sus seguidores el pequeño Gabriel, su esposo italiano Samuele, su mamá Elena y sus hermanos Yunierkis y Yuleidis, todos ellos, a decir de la propia Yunidis, “son mi vida”.
Estoy seguro que pronto la veremos en otro de esos vuelos supersónicos, aupada por su padre, el viento, hacia nuevas metas.

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