La dinastía de los Diablos Rojos (+fotos y video)


En una jugada a balón parado los santiagueros definieron el partido y la Final                    Fotos: Jorge Luis Guibert


Ser cronista de los Diablos Rojos de Santiago de Cuba es uno de los mejores oficios para desempeñar por estos días, pues te permite convertirte en el escribano de los reyes del fútbol cubano en la actualidad.

A los Diablos no se les comprende, a los Diablos se les siente cada vez que saltan a la cancha y dejan su huella, sea con el destino de su parte hasta para la desdicha ajena. El corazón tiene razones que la razón no entiende y solo eso puede explicar al “Santiago” de los tres títulos consecutivos.


Quienes abrazan la fe “rojiazul” se imantan de tanta autoestima, sienten que pueden caminar solos, tal y como cantan los hinchas del Liverpool inglés. Cuando los habaneros sufrieron el empuje de los indómitos y su grada, y el partido imperial del refuerzo avileño Yasmani López, comprendieron el entorno en que se encontraban: la victoria y los Diablos Rojos son como el amor correspondido, basta un instante para ser eternos.
Nuevamente, el camino se llenó de obstáculos para los indómitos, quienes tuvieron que afrontar el partido decisivo de la 104 Liga Cubana sin cuatro de sus principales jugadores, todos sancionados por los hechos ocurridos al término del partido de ida, que finalizó con victoria para La Habana de tres goles por dos.

La defensa de los indómitos mantuvo a raya a los atacantes habaneros

Pero estos Diablos Rojos son una familia. Una en la que los nombres no pesan más que la voluntad de los hombres. Con esa idea en mente salieron los muchachos del profesor Leonardo Herrera a la cancha de la pista de rekortán José “Pepe” del Cabo, en la Ciudad Héroe, en busca de retener su corona y lo lograron, gracias a la diana del mencionado López, para decantar el marcador, 1-0, a su favor.
La anotación dejó el global igualado a tres, pero los montañeses sacaron provecho a los goles anotados como visitantes, que les favorecieron en el criterio de desempate.
El duelo tuvo un solo dominador, los locales. El control de los indómitos fue tanto, que los habaneros solo pudieron rematar a la cabaña custodiada por el internacional Nelson Johnston en una ocasión en todo el choque.
En tanto, los santiagueros fueron una tromba y pudieron tomar ventaja en el primer tiempo, pero les anularon dos tantos por fuera de juego (uno de estos con muchas dudas) y el resto de sus intentos se marcharon desviados.
Sin embargo, en el inicio de la segunda mitad y con el cielo totalmente encapotado, llegó el momento más importante del partido.
El atacante Cristian Flores peinó un balón dentro del área y lo envió hasta el segundo palo, donde López estaba sin marca y mandó el esférico al fondo de las redes para desatar la locura de los más de 10 mil parciales que se dieron cita en la instalación.

Los Diablos Rojos ganaron su tercer título consecutivo

La suerte siempre juega y, como casi siempre, elige al mejor, y los mejores fueron y son los Diablos Rojos. Para infortunio de los capitalinos el cielo de desplomó y la cancha se volvió impracticable. El fútbol desapareció y el marcador no se movió. 
Locura y fiesta en la familia futbolera de Santiago de Cuba, que nuevamente podrá presumir de tener en sus Diablos Rojos a los reyes, al equipo referencia en el balompié de la Mayor de las Antillas; porque uno puede ser casualidad, dos mucha fortuna, pero tres… no, señores, tres es sinónimo de dinastía.

La afición santiaguera no creyó en la lluvia y disfrutó al máximo el triunfo de su equipo

En una gran fiesta se convirtió el choque tras el pitazo final

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