Sin pitcheo no hay paraíso

El pitcheo de las Avispas comienza a dar muestras de cansancio / Foto: Daniel Houdayer

 

Que los Huracanes de Mayabeque les ganen dos juegos de tres a las Avispas en el “Nelson Fernández” no es nada para alarmarse, pero que los lanzadores indómitos permitan 32 carreras en 22 innings, sí es para prender el bombillito rojo.

En columnas anteriores le había comentado que el pitchero era lo mejor de los “rojinegros” en los primeros compases de la 61 Serie Nacional, pero ahora el panorama es otro: El equipo ha mejorado el bateo y la producción de carreras, pero los brazos han comenzado a flaquear.

Con Carlos Font recuperándose de una dolencia en su hombro derecho, les ha tocado a los veteranos Danny Betancourt y Alberto Bisset cargar con el mayor peso entre los serpentineros, y ante los líderes mayabequenses solo pudo hacerse justicia el primero de ellos, en un partido donde los montañeses aplicaron un súper KO de 21x3.

Es sabido que en una temporada larga, con juegos casi todos los días, kilométricos desplazamientos y el castigo del sol en el terreno, resulta muy complicado que los pitchers mantengan la misma frescura todo el torneo.

Más si el bullpen no es profundo, pues eso provoca que los abridores tengan que emplearse a fondo y “caminar” todo lo que les sea posible para que los relevistas más certeros puedan asegurar el triunfo.

Los números colectivos reflejan la depresión. El staff de las Avispas ya anda por las 5,00 carreras limpias por cada nueve entradas. Así y todo, son séptimos en este departamento y están por debajo de la media del campeonato (5,10), algo que demuestra un hecho que ha sido tendencia en las últimas Series Nacionales: El bateo está muy por encima del pitcheo.

Sin embargo, a los serpentineros santiagueros les batean para .310 de average ofensivo (antepenúltimos), les han pegado 31 jonrones (penúltimos) y 80 dobletes (antepenúltimos), lo cual habla a las claras de lo cómodo que les conectan los contrarios.

El WHIP tampoco es de los mejores (1,72). Además, han repartido 178 ponches en 343,2 innings y 163 contrarios se les fueron gratis a la inicial.

Las diferencias entre los abridores y el relevo son bien marcadas. Los primeros tienen una efectividad de 4,52 (los bateadores rivales les promedian para .296) y los segundos de 6,60 (les conectan para .326).

Así las cosas, el profesor Eriberto Rosales y su cuerpo técnico tienen que exprimir al máximo a sus principales brazos y ser muy certeros a la hora de armar el rompecabezas de la rotación, pues salvo Danny, Bisset y Font el resto lo mismo puede ser utilizado para abrir, que para relevar en dependencia de las necesidades del equipo. 

La mejor noticia es que las Avispas aún gozan de una posición privilegiada en la tabla, con 23 victorias y 18 derrotas (empatadas en el cuarto escaño, a dos juegos completos del primer lugar). Pero no se puede resbalar mucho, porque el noveno ubicado (o sea, el primero de los que no clasifican) está a solo tres rayas y en el horizonte las visitas a Matanzas, La Habana e Isla de la Juventud. Casi nada. Nos vemos en el “Guillermón”.

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