Toronto nos quitó la venda
Las molestias físicas no le impidieron a Pedro Pablo Pichardo ganar el oro en el triple salto |
Desde el primer día
de competencias en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, se sabía que la
pelea en el medallero por países sería dura. Nada más iniciarse las acciones
los locales salieron como una bala y hasta a la potente delegación de Estados
Unidos le costó trabajo asumir el liderazgo.
Cuba,
que históricamente ha sido el segundo país que más títulos ha ganado en cada
edición de los Juegos Panamericanos desde Cali 1971 (excepto La Habana 1991,
cuando encabezó la tabla), cerró en el cuarto escaño con 36 metales áureos, 27
plateados y 34 bronceados.
Los
antillanos quedaron dos puestos por debajo de lo planificado. Lo que dejó a las
claras que Canadá -si se lo propone- puede hacer daño, y Brasil, más que una
amenaza para las aspiraciones cubanas, es un adversario a batir.
El
retroceso de la Mayor de las Antillas fue grande, si tenemos en cuenta que en
hace cuatro años en Guadalajara, México, el balance fue de 58-35-43.
Tal
vez esto no sorprenda a muchos, pues hace tiempo que se habla del alto grado de
profesionalización que vive el deporte en el mundo, lo cual obliga a los
atletas a esforzarse al máximo y a mejorar día a día en busca de resultados
superiores. Todo ello va acompañado de una fuerte inversión en recursos, implementos,
inscripciones en eventos de nivel, instalaciones modernas, etcétera.
Es
cierto que los atletas cubanos se ven privados de muchas de estas cuestiones en
su preparación. Pero no por eso debemos pasar por alto el repliegue sufrido en
Toronto, donde varias disciplinas distaron de la actuación esperada.
Una
de estas es el judo, en el que si bien hay que destacar que todos los
representantes criollos escalaron al podio, solo tres subieron a lo más alto. Este
trío de coronas representa la cantidad más baja de los judocas antillanos en
las últimas siete citas continentales. Por aquí se nos empezó a ir el tren.
El taekwondista Rafael Alba dominó a sus rivales cómodamente |
Lo
de la lucha, en todas sus modalidades, fue más llamativo. Para que tengan una
idea, en Guadalajara nuestros gladiadores y gladiadoras se agenciaron nueve cetros.
Ahora solo se impusieron cuatro. Ninguno de ellos fémina.
El
boxeo también dejó que desear. Todos los pugilistas llegaron a las finales de
sus divisiones, pero solo seis salieron sonrientes del Centro Deportivo Oshawa,
aunque no debemos pasar por alto que dos de ellos (Yasniel Toledo y Roniel
Iglesias) fueron claramente privados de la victoria en sus combates.
Otro
que se quedó corto fue el atletismo. No se puede decir que los chicos del
Deporte Rey fueron plato de segunda mesa, ya que fueron cinco las preseas doradas del
botín. Además, cayeron dos de plata y una de bronce. Sin embargo, en
la cita anterior amasamos 18 títulos, seis metales plateados y nueve
bronceados, que en aquella ocasión nos llevaron a la tan ansiada segunda plaza.
Otros
deportes como el remo, el tiro deportivo, las pesas y el ciclismo de pista, se
quedaron debiéndonos mayores logros. ¡Y qué decir de los deportes colectivos!
Lo de los conjuntos ya llueve sobre lo mojado, y únicamente es destacable el
bronce de las chicas del baloncesto, porque el del béisbol, no sé a ustedes,
pero a mí me sabe a pírrico, si tenemos en cuenta que asistimos con nuestra
principal selección, y los rivales no.
Pero
no siempre se puede tener el látigo en la mano. También debemos aplaudir las
actuaciones del canotaje, el regreso al medallero de la gimnasia artística de
la mano del santiaguero Manrique Larduet, el histórico título de la pareja de
clavadistas José Antonio Guerra y Jeinkler Aguirre y los éxitos in-extremis de
los taekwondistas, por solo mencionar algunos.
Hay
mucho para analizar y el espacio apremia. Me queda la insatisfacción de ver
como perdemos oportunidades de ganar preseas en deportes como la natación, y las
pesas y el boxeo para damas, entre otros. Habrá que buscar la forma de distribuir
mejor el presupuesto para apoyar el desarrollo de estas disciplinas en el país.
Pero eso ya es tema para otro momento.
Aprovechemos que se nos cayó la venda para observar con detenimiento lo
que antes solo mirábamos. A los que lo dieron todo por glorificar esta isla del
Caribe, ella sabrá recompensarlos, como la madre que vive orgullosa de sus
hijos.
Comentarios
Publicar un comentario