Tenemos problemas
Los Industriales derrotaron en par de ocasiones a las Avispas Foto: Ricardo López Hevia |
Otra vez comienza a
rondar por el “Guillermón Moncada” la sombra de la descalificación. Si hace
unas semanas las Avispas nos habían emocionado con lo hecho en sus primeras presentaciones, ahora han aflorado males que hacen que el pesimismo gane
espacio en la fanaticada “rojinegra”.
Claro, seguro usted
pensará: “Imagínate, les tocó empezar contra los ocho mejores de la pasada
campaña”. Eso es una realidad y puede que tenga cierta influencia, pero no lo
es todo. De hecho, ni siquiera es lo más importante, porque no necesariamente
los ocho primeros de la 57 Serie tienen que serlo en esta 58.
Tanto es así que
Matanzas (cuarto lugar) ahora es último, Granma (bicampeón) es antepenúltimo y
Las Tunas (subtitular actual) es noveno. ¿Y entonces?
En mi opinión, los
males que más golpean son otros. Por ejemplo: Un pitcheo con gran tendencia al
descontrol, una defensa que se “guarda” los errores para los momentos más
puntuales de los partidos y deficiencias tácticas que la mayoría de las veces
no figuran en los números, pero que sí inciden en las derrotas.
En otras palabras,
luego de lo visto ante Ciego de Ávila e Industriales (cuatro descalabros al
hilo) es obvio que el profesor Eriberto Rosales y su cuerpo de dirección
tendrán que mover sus piezas a la perfección para llegar –por lo menos- a los
puestos que dan acceso a los play-off
de repechaje.
Da la sensación que
las Avispas van al ritmo del llamado “juego a juego”. O sea, intentamos
resolver hoy y mañana veremos qué pasa. De la rotación de abridores solo
podemos afirmar algo, Norge Carlos Vera y Alberto Bisset son los dos
principales lanzadores del conjunto. El resto es toda una incógnita y solo
sabes quién será el encargado de la apertura cuando lo ves encaramado en la
lomita.
A Ulfrido García se
le extraña, y mucho. Y más todavía porque hombres como Danny Betancourt y Alaín
Delá apenas han podido aportar a la causa. Y qué decir de Carlitos Font, que le
ha tocado ser el “paño de lágrimas”, lo mismo abre, que releva que viene a
cerrar, y en ninguna de esas funciones logra estabilizar su rendimiento. Como
les decía, así es muy complicado.
Los santiagueros
llegaron a ser segundos del torneo en efectividad, pero este viernes
amanecieron séptimos, con 4,40 carreras limpias por cada nueve entradas
trabajadas. Pero lo peor es que son los segundos que más boletos han regalado
(68) y los contrarios les han conectado 42 extrabases (13 jonrones).
La ofensiva también
ha tenido sus sombras. Colectivamente batean para .280; con 20 dobles y 10
cuadrangulares. Sin embargo, son octavos en anotadas (80). Eso nos deja un
promedio de unas 5,70 por juego. Entonces, si ponemos ese número contra el 4,40
de limpias que permiten los pitchers, nos daremos cuenta de que el margen de
error en cada juego es mínimo. Y ahí es donde ganan mayor peso los fallos a la
defensa y, no olvidar, los mentales.
La buena noticia es
que aún hay tiempo de mejorar. La 58 Serie apenas ha cumplido su primer tercio
de competencias (con muchos juegos suspendidos por lluvia) y las Avispas ocupan
el decimosegundo escalón, con balance negativo de 7-8.
Veremos si la tropa montañesa puede reaccionar ante
los Cocodrilos de Matanzas (el peor del campeonato), con los que hoy viernes
juegan doble juego, y logra regresar a casa metida en la pelea por la
clasificación. Lo cierto es que hay problemas, pero por suerte aún hay margen
para mejorar. Nos vemos en el “Guillermón” a partir del lunes, en el duelo
Pinar-Santiago.
Comentarios
Publicar un comentario