Así, sí

Barthelemy ha estado desaforado con el bate en los primeros juegos                        Foto: Jorge Luis Guibert


De vuelta de unas necesarias vacaciones, de vuelta a la acción en la Serie Nacional de Béisbol, ahora en su edición 58, y para el beneplácito de los seguidores “rojinegros”, me topo con el buen paso inicial de las Avispas santiagueras.

Par de subseries ganadas, nada más y nada menos que ante el actual doble campeón, Alazanes de Granma, y el subtitular vigente, Leñadores de Las Tunas, ambas por balance de dos juegos a uno, y en predios de estos elencos, son las cartas de presentación del nuevo proyecto que comanda el profesor Eriberto Rosales, en su debut en estas lides.
Ya les había advertido que –al menos desde la nómina- los indómitos se mostraban como un elenco capaz de agenciarse un puesto entre los equipos clasificados a la segunda vuelta, algo que solo han obtenido los de la “tierra caliente” en una sola oportunidad desde que se juega con este formato.
Claro, tampoco es prudente lanzar campanas al vuelo, porque esto aún comienza y el pasado año la nave santiaguera arrancó con un ritmo parecido, y en la recta final del calendario se torció el camino para los entonces dirigidos por el otrora jonronero Orestes Kindelán.
De todas formas, no podemos menospreciar lo hecho hasta ahora por las Avispas, que se batieron y superaron a los dos mejores conjuntos del pasado campeonato. Y eso hay que valorarlo en su justa medida.
Los muchachos se han mostrado bastante bien sobre la grama, con algunas individualidades que sobresalen en el grupo, como los dos éxitos del veteranísimo Alberto Bisset (caballo inagotable de mil batallas), y los bates encendidos de Sergio Barthelemy (.409 de average ofensivo, con par de jonrones, ocho carreras fletadas; .552 de OBP y .773 de slugging), Gelkis Jiménez (.333, tres dobles, cinco impulsadas y .429 de OBP) y Dasiel Sevila (.348, tres traídas hacia el home y OPS de .828).
De conjunto, los mejores números llegan desde el área de los lanzadores, con un promedio de efectividad de 3,06 (terceros de la Serie), 18 carreras limpias permitidas en 159 entradas trabajadas y una correlación de ponches-boletos de 1,08; o sea, 4,58 estrucados por cada nueve entradas; pero 4,25 bases por bolas por partido, así que, en términos generales, aún se puede mejorar mucho más el control de los envíos.
En el caso de la defensa, que tantos problemas ha tenido en campañas anteriores, no se puede decir que en estos primeros compases haya estado para lanzar serpentinas, pero tampoco es para arrancarse los pelos. Se han cometido seis pifias en igual cantidad de juegos (.976 de average). Lo que pasa es que, en el país, casi todos los guantes fallan y ese promedio les alcanza a los santiagueros para compartir el cuarto puesto con otros cuatro equipos.
El bateo ha tenido sus altas y sus bajas, con un aceptable .276 colectivo, y a pesar de ser uno de los que más corredores en base ha dejado (167), “Santiago” es el segundo que más carreras ha fabricado (41), únicamente superado por los Industriales (54). Algo que habla a las claras de la facilidad que han tenido los jugadores indómitos para entrar en circulación. ¿Se imaginan si se logran dar más conexiones a la “hora buena”?
En resumen, ha sido un inicio casi soñado para Eriberto y su cuerpo de dirección, ya que no debemos olvidar que las Avispas tendrán como rivales en sus primaras ocho subseries a los ocho elencos que clasificaron en la temporada anterior. ¿Casualidad? 
Veremos hasta dónde se nos permite soñar con una posible clasificación. El terreno siempre tendrá la última palabra. Nos vemos hoy sábado en el “Guillermón”, en el estreno de los “rojinegros” en casa, frente a un rival histórico, el Villa Clara de Eduardo Paret.

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