“Blindados” a la Serie del Caribe (+ fotos)
Ostentando la
corona beisbolera cubana, el director del equipo monarca Ramón Moré, recordó aquel
estado de éxtasis colectivo como el mejor de los consuelos para tantos días de
incertidumbres, sacrificios y emociones encontradas.
Lo que nunca
imaginó el manager de los vigentes campeones de la pelota cubana fue que ese
triunfo, ampliamente disfrutado por la afición “naranja”, le traería, a la
vuelta de casi un año, uno de sus mayores dolores de cabeza.
Aunque al
final haya sido fruto de análisis colegiado, la elección de cuántos y quiénes
reforzarán su tropa de cara al regreso del béisbol cubano a la Serie del Caribe
descansará siempre sobre sus hombros.
Consciente
de que el reto que asumirá junto a los suyos en la venezolana Isla de Margarita
será exigente, se decantó por sumar un poco más de poder a su ofensiva y “blindar”
con experiencia el staff de lanzadores.
El grupo
base de 22 jugadores ya llegaba apuntalado por cuatro de los cinco refuerzos
que mucho aportaron a la conquista del título en la 52 edición de la Serie
Nacional. A ellos añadió ahora seis “importados”, divididos a partes iguales
entre jugadores de posición y serpentineros, para redondear un elenco más
cercano a la idea de competitividad, como le llaman algunos, o “championismo”,
como le dicen otros.
Al momento
de develar sus cartas, Moré sorprendió con el llamado a filas del diestro
agramontino Vicyohandri Odelín, quien a sus 33 años y 16 campañas a cuesta
viene experimentando una buena temporada.
Tal vez, el
estratega entendió que necesitan a hombres con probada experiencia para encarar
momentos tensos, y el “Vicyo” tiene esas características. Sin embargo, la alta
cifra de derrotas que ha experimentado el derecho espirituano Ismel Jiménez no
fue impedimento a la hora de su selección.
“Como yo
interpreto el béisbol, el número de victorias y derrotas de un abridor no es el
medidor más importante. Eso es muy subjetivo. Me interesa más la cantidad de
aperturas de calidad que hace, si me puede caminar cinco o seis innings
permitiendo muy pocas carreras, y si uno se fija bien, es lo que ha hecho Ismel
muchas veces en esta temporada”, comentó Moré.
El jovencito
camagüeyano Norge Luis Ruiz, sin duda el mayor prospecto que desde el box puede
exhibir por estos días el béisbol cubano, fue la tercera pieza escogida para
apuntalar un grupo de serpentineros que a todas luces carece en estos momentos
de un cerrador de alta fiabilidad.
En cuanto a
los jugadores de cuadro, Villa Clara debe incrementar sus prestaciones
ofensivas con las incorporaciones del jardinero granmense Alfredo Despaigne, el
ahora antesalista capitalino Yulieski Gourriel y el camarero yumurino José
Miguel Fernández.
Quizá la
llegada de Despaigne era la más lógica, por la necesidad de un slugger natural
dentro del conjunto.
Al momento
de develar sus armas, Moré reconoció que no ha tomado decisiones definitivas en
torno a su estrategia. No obstante, dio algunas pistas de cómo pudiera mover
sus fichas en el certamen caribeño.
La buena temporada
que viene experimentando Yulexis la Rosa pudiera pesar más que la enorme
experiencia acumulada por Ariel Pestano a la hora de definir la titularidad en
la receptoría. Para cubrir la inicial y el campo corto, los nombres de Ariel
Borrero y Yordan Manduley no parecen tener sombras. Más compleja sería su
elección en torno a la antesala y la segunda almohadilla, donde Yeniet Pérez y
Andy Sarduy eran los candidatos antes del reforzamiento.
“Una de las
mejores cosas que tiene el equipo es que cada quien tiene muy clara su
responsabilidad dentro del mismo, y todos son conscientes de que jugará quien
más pueda aportar en cada posición”, es el criterio de Moré que admite muchas
lecturas. La misma filosofía pudiera predominar en los jardines, donde
Despaigne sería la principal referencia.
Algo más
claro para el estratega es la rotación abridora, encabezada por el estelar
Fredy Assiel Álvarez, ratificado para la apertura frente a México, a menos que
ocurra algún impedimento mayor. Los otros serían Norge Luis, Yasmani Hernández
Romero y decidir entre Irving del Río e Ismel Jiménez.
A simple
vista, el grupo se ve compacto y apto, como aspiran Moré y Cuba entera, para
terminar entre los cuatro que sobrevivirán a la primera ronda, y luego discutir
el cetro.
Solo queda
esperar que todos, cualquiera que sea su equipo en casa, se fundan en una
ilusión teñida de naranja, y logren poner al béisbol cubano otra vez en la cima
del Caribe.
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