El béisbol puede ser la llave
La delegación de MLB que visitó La Habana incluyó a cuatro jugadores cubanos |
Hace
poco más de año, los presidentes Raúl Castro y Barack Obama sorprendían al
mundo con la decisión de restablecer relaciones diplomáticas entre Cuba y
Estados Unidos.
De
inmediato, las Grandes Ligas se pusieron en estado de alerta, listas para
iniciar un acercamiento para normalizar su acceso al inagotable caudal de
peloteros cubanos, el mercado más cercano y más natural que tuvo históricamente
la “Gran Carpa”.
Major
League Baseball (MLB) dio audaces pasos iniciales, que tuvieron escaso eco en
los jerarcas de la pelota cubana, y no fue hasta el pasado 15 de diciembre que
comenzó a despejarse el horizonte de la diplomacia beisbolera.
La
delegación de las Mayores, encabezada por Joe Torre y el ex pelotero devenido
jefe sindical Tony Clark, aterrizó en La Habana, con cuatro jugadores cubanos
incluidos, hasta hace poco considerados desertores y traidores por las
autoridades de la Isla.
Aunque
la prensa oficial cubana soslayó (estoy seguro que no por iniciativa propia) casi
en su totalidad la presencia de José Abreu, Yasiel Puig, Alexei Ramírez y
Brayan Peña, el hecho de que estuvieron es una prueba inequívoca de que las
negociaciones han tomado un segundo y definitivo impulso, a pesar de que las imágenes
y entrevistas hayan sido reservadas solamente al venezolano Miguel Cabrera, el
dominicano Nelson Cruz y los estadounidenses Clayton Kershaw y Jon Jay, los
otros integrantes de la comitiva.
Los
estelares jugadores son un complemento de efecto publicitario. Los pesos
pesados del grupo son Torre, Clark, el miembro del Salón de la Fama Dave
Windfield y Dan Halem, principal abogado de MLB.
Ellos
son los que deben trabajar en las negociaciones para las futuras relaciones
beisboleras con la parte cubana, que podría -entre otras cosas- convertir a la
Mayor de las Antillas en sede de uno o varios campamentos de entrenamientos
primaverales de equipos de Grandes Ligas.
Por
lo pronto, los Tampa Bay Rays apuntan a ser el primer equipo de la MLB que
juegue en Cuba desde que lo hicieran los Baltimore Orioles en 1999. Pero la
posibilidad de establecer campos de entrenamiento en Cuba no parece tan lejana
y, quién sabe si academias donde captar el talento joven cubano, como ocurre en
la República Dominicana.
Las
Grandes Ligas están necesitadas de un acuerdo con Cuba y la Isla está urgida de
un pacto con las “Mayores”. El interés es mutuo y en ambos lados priman los
asuntos económicos.
Para
MLB, una relación normal significa el acceso a una fuente de talento inmensa, a
apenas 90 millas de distancia. La contratación de peloteros cubanos a edades
más tempranas estaría sujeta a las reglas que rigen el mercado internacional,
con límites en el monto de los convenios que ahora resultan mucho mayores y
riesgosos en lo que a inversión se refiere.
Al
mismo tiempo, los jugadores no tendrían que poner en peligro sus vidas en manos
de traficantes de personas, como ha ocurrido en los últimos años, o de
extorsionadores que cobran comisiones exorbitantes de sus primeros contratos
por haberlos sacado de la Isla.
Para
Cuba, sería la posibilidad de obtener de alguna manera una porción del dinero
que ganarán sus peloteros en las “Mayores.
Es
difícil, casi imposible, que todos los puntos a tratarse se resuelvan en esta
visita que duró apenas cinco días, por lo que serían necesarios otros contactos
en fechas venideras. Posiblemente sea imprescindible una negociación
extradeportiva, a los máximos niveles políticos de ambos países para destrabar
obstáculos legales que subsisten.
Pero finalmente comenzaron a moverse las cosas de este
lado del Estrecho de la Florida, a regañadientes, obligados por las circunstancias
o como quieran llamarle a la reticencia mostrada por las autoridades
beisboleras cubanas durante el primer año desde el anuncio de Raúl y Obama. No
se engañen, apenas estamos en el primer inning.
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