Entre el triunfalismo y la lógica
Ismael Borrero se consagró con su título en la lucha grecorromana. Foto:bbc.com |
El aficionado incapaz
de desprenderse de todo tipo de fanatismo a la hora de analizar la actuación
cubana en los recién concluidos Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016,
fácilmente puede pensar que los caribeños cumplieron las expectativas.
Asistimos a la Ciudad
Maravillosa con 124 atletas clasificados para participar en 18 disciplinas y
obtuvimos premios solo en cuatro. Como es obvio las estadísticas no son
halagüeñas, pero también es verdad que los números son fríos y en estos no se
tiene en cuenta la voluntad y la entrega sin límite de los deportistas.
El objetivo de la
isla era mantenerse entre los 20 primeros del medallero (finalizó en el lugar
18, con 5-2-4), lo cual se corresponde con las carencias económicas de la
nación y otros temas que –para este redactor- son puro “bla, bla, bla”. Sin
embargo, la cantidad de cubanos que accedieron a las finales de sus deportes es
preocupante.
Los
antillanos llegaron a la fase definitoria en 29 ocasiones, repartidas de la
siguiente manera: lucha (3), ciclismo (2), boxeo (3), judo (1), canotaje (1),
gimnasia (3), remo (1), pesas (2), tiro (1), pentatlón moderno (2) y atletismo
(10).
Vamos
señores, las cifras son malas. Y están así porque el judo, el atletismo, el
remo y el canotaje, principalmente, quedaron por debajo de lo esperado.
Cuesta
asimilar que la armada del deporte rey, con 43 miembros inscritos de inicio (recuerden
que Pedro Pablo Pichardo y Dayron Robles no pudieron participar por lesión), haya
aportado solo un metal bronceado. Se sabía que las mayores posibilidades
recaían en cuatro atletas (Pichardo, Denia Caballero, Yaimé Pérez y Yarisley
Silva), y luego de la baja del triplista santiaguero, Yaimé, también indómita,
se despidió sin hacer un lanzamiento válido en la Final. ¡Increíble!
Solo
la campeona universal del disco, Denia Caballero, resaltó con su tercer puesto.
Aunque la pertiguista Yarisley Silva nunca podrá ser señalada por todo lo que
tuvo que sobreponerse para llegar hasta el certamen y luchar por un título. Del
resto, muy pocos llegaron para exhibir en la urbe carioca lo mejor de su
repertorio, y eso sí es para cuestionar.
Del
tatami también esperaba más, pero si unas veces el sorteo no ayudó a avanzar,
en otras, figuras como Asley González no pudieron completar la ruta hacia el
posible podio. Por fortuna, Idalis Ortiz, quién si no, consiguió su tercera
medalla en estas lides. Y aunque no fue el oro presagiado, terminó por salvar
al judo cubano de un naufragio más escandaloso que el del Titanic. Sin embargo,
los hombres regresaron a casa sin metales por vez primera desde 1976.
A pesar de lesionarse, Manrique Larduet tuvo una meritoria actuación. Foto:jit.cu |
Con
igual insatisfacción regresan el taekwondista Rafael Alba (que no pudo mantener
la seguidilla de premios de los pateadores cubanos en el olimpismo), la
selección de lucha libre y el gimnasta Manrique Larduet, con una faena
meritoria a partir de sus problemas de lesión.
Por
supuesto, en este análisis hay que destacar la efectividad en deportes como la
lucha grecorromana y el boxeo, pues de seis que buscaron el oro, cinco se
impusieron, con actuación perfecta para los pugilistas (de 3-3). En tanto, la lucha
grecorromana ganó por primera vez en la historia su torneo, y aquí brilló un
santiaguero: Ismael Borrero, quien inauguró la casilla de las doradas para
Cuba.
Otras
notas destacables las entonaron los voleibolistas de playa Sergio González y
Nivaldo Díaz quienes, a pesar de su inexperiencia al máximo nivel, enamoraron a
todos en las arenas de Copacabana, donde alcanzaron un inédito quinto lugar.
Del resto, poco más para destacar.
De
igual forma, pienso que el regreso debe ser con la frente alta por acercarnos
al compromiso de superar lo hecho hace cuatro años en Londres y en Beijing
2008, pero 11 podios es el número más bajo desde Múnich 1972 (3-1-4). Es cierto
que la práctica de deportes de alto rendimiento cuesta millones y la Mayor de
las Antillas no los tiene. Pero las dificultades se acentúan cuando hacemos
pronósticos sin lograr aislar el triunfalismo de la lógica.
Comentarios
Publicar un comentario