Entonces, no era Víctor


El polémico Víctor Mesa podría clasificarse con los Industriales para la Final. Foto:beisbolcubablog.com


A ver, voy a comenzar diciéndoles que Matanzas era mi gran favorito a levantar la corona de esta 57 Serie Nacional de Béisbol, pero no les negaré que me voy a aprovechar del revés sufrido por los Cocodrilos ante el actual campeón, Granma, para poner el dedo en una llaga.

Sí, como ya leyeron en el título, les hablo del efecto Víctor Mesa. ¿Me pregunto qué van a decir ahora los detractores de VM32? Hasta donde me fijé, el “Latino” sigue de fiesta en el Cerro habanero y con el polémico estratega al mando de los, odiados por algunos y amados por otros, Industriales.
Contra la mayoría de los pronósticos, los “azules” han dado muy buenas exhibiciones ante los Leñadores tuneros y los favoritismos de muchos han comenzado a cambiar.
Lo cierto es que, los Industriales parecen estar en muy buena posición de pasar a la Final del principal pasatiempo de las cubanas y los cubanos, y los matanceros ya saben que estarán en la ceremonia de premiaciones, una vez más, a recoger el trofeo de bronce.
Víctor se fue de Matanzas y dejó atrás un equipazo armado, tal vez el más completo de Cuba ahora mismo. Lo que realmente acaloró el ambiente fue que se marchó al equipo insignia de la pelota en la Mayor de las Antillas. Pero al final, ni esto desencadenó el apocalipsis ni el Kraken emergió frente al Morro. El berrinche y la euforia, como el águila por el mar, también pasaron.
Y ahora, después de que el siempre caprichoso terreno ha hablado, tenemos que reconocer que no era Víctor el único inconveniente para que los matanceros ganaran el tan anhelado título.
El de la Atenas de Cuba es, sin duda, el equipo más estable de la Serie Nacional en los últimos años. Antes era inquilino seguro entre los últimos lugares… Hasta que llegó Víctor y lo metió en cintura. Claro, depuró a media plantilla, importó a peloteros menospreciados (en algunos casos), movió sus caracoles y armó un trabuco. No importa que nunca haya ganado un título, siempre los regaló una medalla y eso hay que valorarlo. Si no, pregúntense si no les gustaría ver a las Avispas de Santiago de Cuba en la posición de Matanzas durante las últimas cinco temporadas.
Habrá que investigar a fondo –y por enésima vez- por qué una novena que funcionó tan bien durante toda la temporada guardó sus peores números para la etapa final. Solo un hombre en Matanzas logró promediar más de .300 (Eduardo Blanco para .389) y colectivamente fueron un desastre (solo .222) ante un pitcheo granmense que depende casi en su totalidad de los abridores.
Fin de la historia para Matanzas. ¿Y Víctor? Bueno, ahí está, vivo, rugiendo junto a sus Leones. Es verdad, aún no puede cantar victoria; pero, qué se dirá si al final triunfa con los Industriales. 
De momento, ya sacó al “Latino” del marasmo y ayudó a quitarle el polvo al graderío. Pase lo que pase, con Víctor gana la pelota cubana, y tal y como van las cosa, dentro de poco nadie se acordará de que algún día hicimos una purga porque VM32 cambió el rojo y amarillo, por el azul.

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