Dinastía de caballos



Los granmenses ganaron su segundo título de manera consecutiva     Foto: ACN

Que un equipo gane una Serie Nacional de Béisbol, dadas las constantes modificaciones que ha sufrido el principal pasatiempo de las cubanas y los cubanos en los últimos tiempos, no es motivo suficiente para declarar una dinastía.

Pero si hablamos de dos coronas consecutivas, entonces la hazaña comienza a tomar otro tono. Granma tuvo que esperar 56 años para levantar su primer trofeo de Cuba, pero solo necesito 365 días para archivar su segundo pergamino. Señores, esto ya no es casualidad.
Los muchachos del mentor Carlos Martí tomaron la batuta que ellos mismos le arrebataron a los Tigres de Ciego de Ávila, y han entrado al selecto club de los elencos que lograron repetir título en temporadas seguidas.
Los Alazanes dieron un golpe en la mesa y demostraron señorío al remontar un play-off final que se les puso cuesta arriba con dos derrotas en los primeros juegos. Pero Martí tocó la tecla que tanto le habían pedido sus parciales y le dio entrada en el line-up titular al líder jonronero de la 57 Serie, Lázaro Cedeño.
La modificación se caía de la mata; porque, con la ausencia de toleteros que hay en la pelota cubana actualmente, no se puede renegar el lujo de tener en la alineación al que más bambinazos pegó en Japón (Alfredo Despaigne) y al que comandó este departamento en Cuba este año (Cedeño).
No nos engañemos, este cambió le dio otra cara al equipo, pero no fue lo único. Los dobles monarcas contaron con algunos jugadores que con su energía y rendimiento contagiaron al resto, y ayudaron a que el equipo levantara. Eso, y el apoyo incondicional de la fanaticada granmense.
Hay que hablar de la explosividad de Roel Santos, una bujía inapagable que nos regaló una post-temporada de lujo; del brazo del refuerzo villaclareño Alaín Sánchez, caballo de batalla del staff de Granma y justo MVP de la Final; de los relevos del pinareño Raidel Martínez, puro gas en la lomita; del empuje de Carlos Benítez, enorme capitán; y del inestimable aporte de otros como Guillermo Avilés, el avileño Raúl González y el holguinero Yordan Manduley.
Los Alazanes cabalgaron otra vez contra la corriente, porque no olviden que tuvieron que ganarse su puesto para la segunda etapa en los play-off de repechaje, y después fueron los últimos en alcanzar la clasificación a las post-temporada. 
Nunca comenzaron como locales en los duelos, y les tocó eliminar a los dos elencos más ganadores de la campaña (Matanzas y Las Tunas). Nada, un campeón en toda la extensión de la palabra. Felicidades a Martí y sus jugadores, y bienvenidos a la élite del béisbol cubano.

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