¿Quién tiene una bola de cristal?



El holguinero Luis Ángel Gómez ha aportado muchísimo para la causa de los tuneros. Foto:István Ojeda


Si hace unos años me hubiesen dicho que el play-off final de una Serie Nacional de Béisbol lo disputarían Granma y Las Tunas, rápidamente lo hubiese tirado a jarana. Lo cierto es que ahora mismo en la pelota cubana, casi todo es posible.

Nuestro deporte nacional ha tenido que mutar para autorescatarse. Y para ser justos, hay que decir que la eliminación de las zonas (Occidente y Oriente), la reducción de los equipos para la segunda etapa y los refuerzos, funcionan, y el espectáculo lo agradece.
Lo que pasa es que, con los “retoques” que se les hacen a las plantillas, los pronósticos se derrumban como bloques de plástico, y la historia, que casi siempre acostumbraba a jugar su papel en las instancias decisivas, apenas cuenta.
No le busquen más vueltas. Hoy gana el equipo al que mejor le funcionen los refuerzos, llámese Santiago de Cuba o Mayabeque. De hecho, la estrategia de muchos managers se basa en exprimir al máximo sus opciones en los primeros 45 juegos (fíjense en Pinar del Río); para luego, con las incorporaciones, intentar gestionar la segunda vuelta (algo parecido a lo que hizo Industriales).
Y al que no les salgan bien las adiciones, bueno, se le va al traste la temporada. Precisamente eso lo vivimos en la emocionante semifinal que nos regalaron Leones y Leñadores, ganada 4-3 por estos últimos para plantarse por primera vez en una Final.
Víctor Mesa (que no encuentra la forma de ganar un campeonato) confió, demasiado, en la hoja de ruta del internacional avileño Vladimir García para que este le asegurara los últimos outs. Tal vez ese haya sido el peor de los pocos errores que cometió VM32 en el pareo; porque el experimentado lanzador echó por tierra dos partidos que al final le costaron la eliminación a los capitalinos.
Todo lo opuesto ocurrió en el bando de los tuneros donde el artemiseño José Ángel García, el holguinero Luis Ángel Gómez y el camagüeyano Alexander Ayala regalaron actuaciones de lujo para colaborar con el histórico triunfo.
Hace un año Carlos Martí planteó su estrategia (un receptor, un short-stop, una tercera base, un jardinero y brazos confiables para el staff). El plan funcionó y luego de muchos años de espera le regaló a la afición granmense su primer título de Cuba.
Hoy, los Alazanes tienen el señorío suficiente para desafiar a cualquiera que quiera quitarles la corona (yo los doy de favoritos para repetir), y su curtido manager repitió la dosis. Incluso, para cumplirla al pie de la letra, llevó a la banca al líder jonronero del campeonato (Lázaro Cedeño), y puso en su lugar al avileño Raúl González.
Es cierto, Raulito es mejor defensor y un bateador para nada despreciable…pero, por favor señores, con lo difícil que es encontrar un toletero en nuestros pasatiempos nacionales en la actualidad, sentarlo por un refuerzo… En fin.
Este sábado disfrutaremos de algo inédito, una Final completamente oriental, entre el rey actual y la sensación de esta temporada. Porque hay que hablar de Las Tunas, un equipo que hace varias campañas había amagado con dar una actuación como esta, pero que siempre le faltaba ese no sé qué, que algunos llaman extra.
Los Leñadores son el Granma de hace un año, el que aspira, el que pisa terreno desconocido, el que nunca ha jugado por el oro, pero que llega con la misma ilusión que los Alazanes, así que mucho cuidado con ese detalle.
Ahora comienza otra película. Antes era fácil decantarse por Las Tunas, porque enfrente estaban los Industriales y al eterno rival casi nadie lo quiere ver triunfar. ¿Pero ahora, por quién hincharán?
Yo les recomiendo que no hagan planes adelantados. Las Series Nacionales de ahora no dan mucho margen a eso.

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