“Fuera de las pistas también soy una mujer feliz”
La exmartillista Yipsi Moreno es una de las principales glorias deportivas de Cuba Fotos: cubadebate.cu |
Carismática, sensible y
con una facilidad asombrosa para expresarse. Así pudiera describir rápidamente
a Yipsi Moreno González, la más grande martillista cubana de todos los tiempos.
En 19 años de carrera
deportiva logró un palmarés que incluye preseas doradas en Juegos Olímpicos,
Campeonatos Mundiales, Juegos Panamericanos, entre otras lides.
En el 2006 se graduó
como Licenciada en Cultura Física y Deportes, y seis años después la Unión de Jóvenes Comunistas le otorgó la Medalla “Abel Santamaría”, por la actitud
revolucionaria y méritos alcanzados en la actividad del músculo.
Fuera de las pistas, en
la Sesión Constitutiva de la IX Legislatura, el 19 de abril del 2018, los
miembros del Parlamento la eligieron como miembro del Consejo de Estado de la
República de Cuba.
Nada
de esto le ha hecho cambiar su carácter cordial. Así, sin demasiados
preámbulos, acudió al diálogo con Tiempo Extra.
-¿Cómo recuerdas tu
infancia?
-Nací
el 19 de noviembre del 1980. Tuve una infancia muy humilde, pero feliz, en el
poblado de Agramonte, provincia de Camagüey. Era la más pequeña de cinco
hermanas y siempre fui inquieta, intranquila. Lo mío era jugar y correr.
-¿Crees que de ahí
viene tu pasión por el deporte?
-Cuando
terminé el sexto grado me captaron para la Escuela de Iniciación Deportiva, en
atletismo. En ese momento, para mí el deporte rey era solo correr, hasta que me
pusieron a tirar el disco y la bala. Obtuve medallas en ambas especialidades en
los Juegos Escolares, pero mis disparos no eran espectaculares. No había forma
de que el disco me cogiera vuelo y pensé que hasta ahí iba a llegar mi carrera
como deportista. Por suerte, llegó el martillo para salvarme.
En
1994 llegué a La Habana, para integrar las filas de la Escuela Nacional y poco
a poco mejoré hasta convertirme en la primera figura del martillo en el
país.
-En una carrera
deportiva tan brillante como la tuya, ¿cuál enmarcarías como tu mejor momento?
-Está
difícil responder, porque no me gusta quitarle mérito a ningún momento de mi
carrera. Para cada uno me preparé como si fuera la primera y la última
vez que salía a lanzar el martillo. Además, solo mi familia, entrenadores,
médicos y yo entendemos del enorme sacrificio que hay detrás de cada resultado
competitivo que tuve.
-¿Y el peor instante?
-La Olimpiada de Atenas 2004. Era la favorita para el oro en los Juegos Olímpicos y terminé en plata.
Había tenido una gran temporada y el año anterior había ganado el Mundial. Por
primera vez me sentí tensa y para rematar me dicen: “coincides con la pelota,
el Comandante en Jefe va a tener dos televisores, uno para el juego de béisbol
y otro para ti”.
Después
de los dos primeros envíos estaba fuera de la clasificación, sentía que había
defraudado a millones de cubanos y a Fidel. Finalmente, me concentré un poco,
logré un disparo para asegurar y pese al mal momento alcancé el segundo lugar.
Mi
compañera Yunaika Crawford obtuvo el bronce y estaba muy contenta, y yo con la
plata quería desaparecer. Cuando regresamos, Fidel nos saludó en el aeropuerto.
Él habló de mí en el discurso de recibimiento, se refirió a mi sacrificio y eso
fue un estímulo para mí. Esa plata me marcó. En el Mundial de Helsinki 2005
terminé segunda, aunque después me tocó el oro cuando se descalificó por dopaje
a la misma rusa que me había ganado en Atenas, Olga Kusenkova.
Yipsi es recordada, entre otras cosas, por su coraje a la hora de competir |
-¿En Beijing 2008, tu
medalla de plata terminó en oro?
-En
Beijing ya era más experimentada, pero apareció la bielorrusa Aksana Miankova
que esfumó mi sueño de ser campeona olímpica con un tremendo lanzamiento. No
obstante, disfruté la plata y decidí hacer un alto para tener a mi hijo.
Volví
a buscar la corona en Londres 2012, pero no pude; además, allí estaba la polaca
Anita Wlodarczyk y contra esa nadie podía. Sin embargo, en el 2016, ya fuera del
campo, vino mi oro olímpico, pues se demostró que Miankova había competido
dopada en Beijing.
-¿Se vive igual ese oro
olímpico?
-Fueron
días duros para mí, mi papá había fallecido y me hubiera gustado que disfrutara
de esa medalla en vida. Además, me quedé con ganas de haber escuchado el Himno
Nacional de Cuba en alguna de las Olimpiadas en las que participé.
Indudablemente, ese hubiera sido mi mayor orgullo como atleta.
-Háblame de tu “ritual”
antes de lanzar el martillo.
-Cuando
veía los videos de mis competencias me asombraba. Pero no es mi culpa; la
“culpa” es de los japoneses, que pusieron una tecnología que te captaba
completa, cada gesto, cada movimiento. Al regreso la gente bromeaba conmigo,
sobre todo por las palabras que decía luego de lanzar el implemento. Pero esa
era mi mística, me parece que sin eso el martillo no caminaba.
-Ahora, desde tu posición como
comisionada nacional de atletismo, ¿cuáles son las proyecciones del deporte rey
en Cuba para los años venideros?
-El
último campeón olímpico cubano de atletismo fue el vallista Dayron Robles, en
Beijing 2008. No es un secreto que hemos caído en un bache y muchas veces los
seguidores del deporte añoran esos grandes momentos que vivió en otros tiempos nuestra disciplina, con una amplia lista dorada.
Pero
esos resultados de antaño se debieron, entre otros factores, al trabajo sólido
desde la base que garantizaba el relevo cada vez que las primeras figuras se
acogían al retiro.
No
obstante, tenemos jóvenes como Juan Miguel Echavarría, Maikel Massó, Luis Enrique Zayas Fernández, que están llamados a tener un papel de importancia en
el atletismo del futuro próximo; además de figuras consagradas que son
importantes como Yarisley Silva, Leonel Suárez, Yaimé Pérez y Denia Caballero. En
definitiva, las proyecciones son trabajar muy fuerte desde la base en la
detección de talentos y consolidar los resultados de las jóvenes promesas.
-¿Te sorprendió tu
elección como miembro del Consejo de Estado?
-Haber
sido electa diputada por segunda vez fue un gran reconocimiento. ¡Ni hablar de
mi elección para el Consejo de Estado! Lo asumo como un compromiso, en primero
lugar como cubana, revolucionaria, exdeportista; sobre todo para continuar ese
sueño de Fidel, Raúl y ahora del presidente Miguel Díaz-Canel, de mantener una Cuba libre y
soberana.
Como
miembro del Consejo de Estado aprendo todos los días, estudio, crezco y siento
que, si siempre me he debido al deporte, ahora el reto es mayor. El próximo 24
de febrero los cubanos acudiremos a las urnas a ratificar la nueva Constitución
de la República, donde el deporte es centro y seguirá siendo derecho del
pueblo.
-¿Cómo eres fuera de
las pistas?
-Soy
sencilla, comunicativa, familiar. Disfruto mucho estar con mis seres más
cercanos, sobre todo con mi madre, mi esposo y mi hijo Abdelito. Siento que soy
una mujer feliz.
(Escrito por Rosa María Panadero Vega)
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