Una primera mitad con muchas interrogantes
La defensa ha sido el peor departamento de la V Serie sub-23 Fotos: Daniel Houdayer |
Llegamos al ecuador
del calendario regular de la V Serie Nacional de Béisbol sub-23 con más
interrogantes que confirmaciones, y en medio de todo esto, las Avispas de Santiago de Cuba luchan para no alejarse de la zona de clasificación.
Pero antes de
analizar lo hecho por la novena indómita hablemos de lo que ha sido, hasta la
fecha, este torneo que, lastimosamente, en vez de ganar calidad y sumar seguidores,
no ha logrado escapar del marasmo que envuelve a la pelota cubana en la actualidad y dista muchísimo de ser lo que algunos vaticinamos en sus inicios.
La Sub-23 no va
camino a ser un torneo de esos que estimulan al público a llenar las gradas de
los estadios. Ni siquiera es de los que dan de qué hablar en las peñas o
“esquinas calientes”.
Una pena, porque en
esta lid es donde se deben reunir la mayoría de los talentos en ascenso del
país. Muchachos que –imagino- saltan al terreno con motivaciones extras como lo
son ganarse un espacio en los equipos de mayores de sus respectivas provincias,
llenarles los ojos a los entrenadores y comenzar a escribir sus propias
historias en los terrenos de juego.
Incluso, yo era de
los que pensaba que este certamen podría llegar a competirle el protagonismo a
las Serie Nacionales de mayores; pues cada vez son más los peloteros que reciben
contratos en otras ligas y eso –que nos favorece mucho- debería restarle
poderío a la fiesta grande.
Pero nada de eso. Ni
aquella está buena ni esta tampoco; y así lo demuestran las estadísticas
generales del torneo. Pitchers que regalan más de medio boleto por inning (1438
en 2655 y un tercio de entradas trabajadas), bateadores con una media de
jonrones por debajo del cuadrangular por partido (106 en 157 encuentros) y qué
decir de la defensa, 468 pifias en 157 juegos.
El público no se siente atraído por el torneo e imágenes como esta se repiten en casi todos los estadios del país |
Nada, que la Comisión
Nacional tiene mucho trabajo por delante para intentar mejorar estos
campeonatos; porque, tal y como van las cosas, la Sub-23 podría llegar a
convertirse en una competencia de esas que pasan y ni te enteras que se
jugaron. Y más aún, si le
quitas a varios de sus mejores peloteros para incluirlos en una Serie Especial,
que, de especial, y vale la redundancia, no tiene absolutamente nada.
Al margen de todo
esto, lo que sí hay en la lid es paridad entre una buena cantidad de equipos.
En la zona occidental, seis de los ocho conjuntos que la conforman promedian
.500 o más en ganados y perdidos; algo que logran otros cinco en la oriental.
Así las cosas, todo
indica que la lucha por la clasificación va a traer emociones a granel a medida
que se acerque el fin de la temporada regular, y en esa pugna –que no lo dude
nadie- van a estar las Avispas.
Los actuales bicampeones,
que exhiben balance de 13-7, no han podido darle alcance en la cima de la llave
D a Granma (15-5), pero sí han logrado mantenerse entre los dos mejores elencos
de la zona, que es –en definitiva- lo que te da acceso a las semifinales.
Lo que pasa es que a
solo dos juegos de diferencia está Sancti Spíritus (11-9), justamente, el rival
que enfrentarán los indómitos a partir de este jueves, en una subserie cuyo
resultado podría definir mucho en las postrimerías. Tampoco es prudente dar por
descartados a Holguín y Las Tunas, ambos con 11-9, y más si tenemos en cuenta
la buena racha de los Cachorros, quienes han salido airosos en nueve de sus
últimos 10 choques.
Menos opciones
parecen tener Camagüey (7-13), Ciego de Ávila (7-13) y Guantánamo (5-15).
Por otra parte, en el
oeste las acciones también están bien parejas. La gran revelación de la Serie,
Cienfuegos, comanda con 15-5; pero Pinar del Río (13-7) e Isla de la Juventud
(12-8) no le pierden ni pie ni pisada Después viene otro trío encabezado por
Matanzas (11-9), a quien le siguen La Habana y Mayabeque, ambos con 10-10.
Aquí llama
poderosamente la atención el pobre desempeño de dos selecciones como Artemisa
(5-15), campeón de la primer edición y finalista de la tercera; y Villa Clara
(4-16), el actual subtitular, y que se ha visto
afectado por la ausencia de peloteros vitales en sus aspiraciones, ya que estos
están convocados en la Serie Especial.
A modo de resumen, y
para los que gustan de los numeritos, les cuento que se batea para .268, los
serpentineros tienen promedio de carreras limpias de 4,12 y la defensa es lo
peor, con un bajísimo .961 de average.
No queda de otra, habrá que seguir a la espera de
que la Sub-23 sea el torneo que todos deseamos. Uno vistoso, de calidad y que
invite a ser disfrutado. De momento, este no lo es.
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