El relevo prefiere otro rumbo
Los hijos de Víctor Mesa decidieron probar fortuna en el béisbol norteamericano Foto: Instagram de Víctor Víctor Mesa |
Los
hijos de Víctor Mesa, quien para muchos es el mejor jardinero central en la historia
de la pelota cubana, son los protagonistas del último caso sonado de peloteros que abandonan la Mayor de las Antillas para perseguir el sueño de jugar en Grandes
Ligas.
Víctor
Víctor Mesa y Víctor Mesa Jr. salieron de Cuba la pasada semana y ya firmaron
contratos de representación con la agencia Magnus
Sports, de la cual es propietario el cantante puertorriqueño Marc Anthony.
Lógicamente,
este cambio de aire de los Mesa cuenta con la venia de Víctor (padre), en una
clara demostración de que -a quien muchos le llaman el Zar de la pelota cubana-
no quiere que a sus hijos les pase lo mismo que a otras glorias del béisbol cubano, que desperdiciaron su talento en vano y que hoy en día viven casi en el
olvido.
Se
podría decir, incluso, que VM32 planeó muy bien este momento. Al hombre que tenía
patente para hacer –literalmente- lo que le diera la gana en los terrenos (y
fuera de estos también) se le escuchó en más de una ocasión decir frases como: “Solo
me molesta perder contra los americanos”; y ahora se aparece que la más sonada
de sus siempre polémicas estrategias.
Los
Mesa decidieron quemar las naves y seguir los pasos de otros hijos de expeloteros
de renombre en la Mayor de las Antillas que muy bien pudieron haber llegado a
la Gran Carpa, pero no tuvieron la visión o el valor de dar el salto. Antes de
ellos “cruzaron el charco” los hermanos Gourriel, hijos de Lourdes, apodado por
la afición cubana como El hombre de los grandes momentos, por sus oportunos
batazos.
Aunque
demoró demasiado su decisión, hoy "El Yuli" es la primera base regular de los
campeones Houston Astros y su hermano menor, Lourdes Jr., apenas acaba de
empezar su carrera en Grandes Ligas con los Toronto Blue Jays.
Otro
que estuvo en las Mayores, aunque sin mucho éxito, fue Henry Urrutia, con los Baltimore
Orioles. Su padre, Ermidelio, fue uno de los mejores bateadores de su
generación en Cuba, a pesar de no tener el físico más adecuado, que hacía a
muchos preguntarse cómo era capaz de conectar tan duro y tal lejos la pelota.
Y
el jovencito Miguel Vargas, hijo de Lázaro, antesalista de los icónicos
Industriales por 22 temporadas, ya firmó un pacto de liga menor con Los Ángeles
Dodgers, tras abandonar la Isla junto a su padre en el 2015.
Víctor
Mesa, Lourdes Gurriel, Ermidelio Urrutia y Lázaro Vargas formaron parte de
aquella potente escuadra cubana que ganó en 1992 la medalla de oro en
Barcelona, cuando el béisbol entró por primera vez en el calendario oficial de
los Juegos Olímpicos.
Por lo visto, sus hijos se dieron cuenta de que esa
gloria olímpica no da para comer y decidieron torcer el camino de sus padres
para labrarse el suyo propio.
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