“En Tokio veremos qué pasa en la pista”

Omara recibió también el reconocimiento del pueblo santiaguero / Foto: Jorge R. Matos


Omara Durand Elías, la “gacela santiaguera”, tenía apenas 15 años cuando estremeció a todos en los Parapanamericanos de Río de Janeiro 2007, con su primer triplete dorado en estas lides.

Sin embargo, fue en el 2011, en la ciudad mexicana de Guadalajara, donde la mujer discapacitada más rápida del planeta bajó por primera vez de los 12 segundos en los 100 metros planos T13 (débil visual). Contaba únicamente con 19 “abriles” y comenzaba a poner el mundo a sus pies.
En la cita paralímpica de Londres 2012 se consolidó con un par de títulos y tras ausentarse de las competencias por unos años, a causa de la maternidad, reapareció en el 2015 reclasificada como T12 (débil visual profundo), así que tuvo que comenzar a correr con un guía.
En la fiesta continental de Toronto sumó su segundo triplete en Parapanamericanos, en lo que fue el preámbulo de una actuación histórica en el Campeonato Mundial de Doha, Catar, donde acrecentó su leyenda con su primera trilogía dorada en estos certámenes y el récord vigente en los 200 metros planos, con crono de 23.03 segundos.
Instalada por completo en la élite, arrasó en los Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, donde no solo ganó otra terna de coronas, sino que dejó plasmadas nuevas cuotas universales en los 100 (11.40) y 400 metros (51.77).
Así podría llenar cuartillas y cuartillas contándole las hazañas de Omara. Basta con decirle que, desde que regresó de la maternidad, lo único que ha hecho es ganar triples coronas en el Mundial de Londres 2017, los Parapanamericanos de Lima 2019 y en la cita orbital de Dubai 2019.
Ahora su meta es brillar en la próxima Paralimpiada Tokio 2020. Sin embargo, a su regreso de los Emiratos Árabes Unidos, a la indómita le fue detectada una lesión que en estos momentos la mantiene alejada de las pistas.
Tiempo Extra aprovechó la presencia de Omara en la gala de premiación de los Mejores Atletas del Año en Santiago de Cuba para conversar con la corredora sobre ese y otros temas.
-¿Cómo marcha la recuperación? ¿Es una dolencia grave?
-Se trata de una ruptura de grado dos en mi pierna izquierda. Hace más de un mes que comencé con el tratamiento y hasta ahora todo marcha muy bien. No sé cuándo correré, pero los médicos me han asegurado que si todo se mantienen en esta línea podré llegar a Tokio en buena forma y después veremos qué pasa sobre la pista.
-¿Podemos decir que el 2019 fue un buen año para ti?
-Sí, fue fructífero y de gozo, a pesar de que hubo un momento complicado en el mitin Loterias Caixa, que organiza la ciudad brasileña de Sao Paulo. Allí el panel médico del evento, por primera vez desde que compito, no certificó mi clase de débil visual profundo. Me deprimí bastante, pero gracias al apoyo de mi familia, mi entrenadora Miriam Ferrer y el Inder pude asistir a un evento en Polonia, donde sí me ratificaron como T12. Esos días confusos lastraron mi preparación para Lima y Dubai, pero estoy feliz de que al final salieran los buenos resultados.
-Eres la única atleta cubana que ha estado nominada par de veces al premio Laureus. ¿Crees que tienes resultados suficientes para ganarlo?
-Bueno, no sé (risas)… eso es impredecible. Ojalá me vuelvan a nominar. Para mí ya es un gran reconocimiento ser la única de Cuba nominada a los Premios Laureus (considerados los Oscar del Deporte). También fue muy lindo que este año, en Lima, pudiera dejar mis huellas en el estadio. Todos esos logros se los debo a Fidel y a la Revolución.
-Lo has ganado prácticamente todo. ¿Piensas en rebajar tus propios récords? 
-Yo no compito con eso en mente. Tengo mis planificaciones, pero no es algo que yo pueda pronosticar. En Tokio, que es el evento en el que me centraré para este 2020, voy a correr con la misma ilusión que en aquellos Juegos Mundiales de la Asociación Internacional de Deportes para Ciegos, en el 2007, que marcaron mi debut en lides foráneas.

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