Este no era el año
Los santiagueros tienen mucho que mejorar para otras Series. Foto:Jorge Luis Guibert |
El sábado 20 de agosto,
en esta misma columna, les comentaba el buen inicio de las Avispas santiagueras
en la 56 Serie Nacional de Béisbol, a la cual solo le restan algunos juegos
pendientes para culminar su primera etapa.
Casi dos meses
después la realidad de la tropa “rojinegra” es otra, ya que no solo están
eliminados, sino que cuajaron una de sus peores campañas en la historia de
estas lides. Solo 14 éxitos en 44 presentaciones fue el bagaje de los dirigidos
por Reutilio Hurtado. Peor, casi imposible.
A los indómitos les
falló prácticamente todo. Un bateo colectivo de .277 (media del torneo .287),
pitcheo con efectividad de 4,47 (4,20) y una pobre defensa de .967 (.975), son
argumentos suficientes para demostrar por qué los montañeses anclaron en el escalón
14 de la lid, o sea, antepenúltimos.
En mi opinión, y sin intentar
justificar a los muchachos, este no era el año de recoger los frutos. Incluso,
las cosas no deben cambiar mucho para la próxima campaña. Tal vez en la 58, si
no se presentan imprevistos de última hora (dígase fugas de talentos), la
fanaticada del “Guillermón Moncada” pueda disfrutar de una novena más acoplada
y capaz de competir a este nivel.
Ya lo dijo el propio
Reutilio días antes de iniciar el torneo: “Tenemos cosas que mejorar y es por
esto que le pido a nuestros seguidores que tengan paciencia y confianza en el
proyecto”. Nada más fiel a la realidad.
Lo que pasa es que
muchos se hicieron falsas esperanzas con los resultados de las Avispas en las
tres primeras subseries, en las que salieron airosos con un global de 5-3, y un
juego sellado ante Industriales con ventaja de 5x0 para los montañeses, que en
definitiva no se terminó, pues no le reportaba nada a ninguno de los dos
conjuntos.
A partir del cuarto
pareo la realidad nos cayó como un jarro de agua helada, y de la peor manera
posible. Después de aquellos ocho desafíos el castillo de naipes se derrumbó, o
quién sabe, y lo que hicieron los santiagueros fue tomar su verdadero paso.
El “Guillermón”, más
allá de ser un cuartel invulnerable, se convirtió en una casa de dolor para sus
anfitriones. Incluso, la permuta de banquillos llevó a pensar a algunos que se recurría
a las supersticiones. Nada que ver, la modificación se hizo para evitar el
castigo del sol a la hora de los partidos. De algo te debe servir ser el local.
Tampoco es que todo
haya sido negativo. La temporada valió para descubrir a varios peloteros
talentosos que deben formar parte de la nueva guardia encargada de sacar el
panal a flote.
Uno de ellos es el
talentoso juvenil Oscar Luis Colás. Versátil, buen bateador y con un brazo de
lujo. Ya es hora que la dirección del equipo se siente con él y decidan de una
vez por todas si se queda como jugador de posición o se suma al maltrecho staff
de lanzadores. Yo voto por dejarle el madero en mano.
También es justo
destacar al patrullero central Yoelkis Guibert, y los jugadores de cuadro Emilio
Torres y Dasiel Sevila. Ellos, junto a los ya encumbrados Edilse Silva, Maykel
Castellanos y Andrés Reyna, serán algunos de los pilares de una selección que
aún tiene mucho, pero mucho, trabajo por delante.
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