Desplomados
El pitcheo no ha podido ayudar a que las Avispas salgan del ma momento / Foto: Jorge Luis Guibert García |
Tal y como le ocurrió
a la Cenicienta, a las Avispas el reloj comienza a darles las campanadas que
marcan las 12 a.m., la carroza amenaza con convertirse en calabaza y el sueño
de la clasificación, a falta de 15 partidos, comienza a alejarse.
Los números también
hacen justicia a lo que todos vemos sobre el terreno de juego. Los indómitos se han desplomado en el peor momento posible, a la hora en que no te puedes quedar
afónico. Es una pena, porque el esfuerzo ha sido mayúsculo y merece un final
mejor.
Déjenme aclararles
algo: yo soy de los que piensa que este equipo va a estar en la post-temporada
y nadie me va a sacar esa idea de la mente hasta que las matemáticas me demuestren
lo contrario. Pero no puedo hacer caso omiso a la realidad del elenco indómito.
Los pupilos del
profesor Eriberto Rosales ya van por siete derrotas en los últimos 10 partidos
(y eso que no es oficial el sellado ante Las Tunas, que está totalmente
encaminado para los Leñadores). Además, han perdido los cuatro choques más
recientes y los tres últimos topes particulares, incluida la barrida sufrida
ante los Toros de Camagüey (5x4, 9x5 y 9x2). Debacle total.
Como es lógico, lo
tres departamentos principales van tan a la deriva como las Avispas, el bateo
es lo mejorcito (.302 de average colectivo), pero en los encuentros más
recientes ha llamado poderosamente la atención la poca efectividad con
corredores en base. No lo duden, si el bateo merma, se va todo al traste.
Y esa afirmación
cobra más fuerza luego de analizar el momento actual del cuerpo de lanzadores.
Los brazos están agotados, todos y cada uno de ellos. No tienen los
santiagueros un serpentinero que –ahora mismo- sea un seguro, o lo que es lo
mismo, que cuando se encarame en el box
dé confianza a sus compañeros y a la afición.
Los contrarios los
masacran a diario y, lo peor, es que no se avizora de qué forma esto pueda
cambiar. Para que tengan una idea, los rivales le promedian para .285 (solo menos
que el staff de Cienfuegos), tienen
un WHIP de 1,57 y ya van por los 273 boletos (en ambos casos, los segundos peores
del torneo).
¡Y ni hablar de la
defensa! Nada menos que 85 pifias en 73 partidos, para .969 en una Serie que la
media está en .975. ¿Así, cómo podemos aspirar a que las cosas vayan mejor?
Pero –posiblemente-
lo peor sea que los muchachos han perdido la chispa que mostraron durante gran
parte de la temporada. Esa que los ha llevado a estar todo el tiempo entre los
primeros de la 59 Serie Nacional de Béisbol. Si algo ha traído al equipo
santiaguero hasta aquí, es que nadie lo podía dar por muerto hasta el último out. Ese espíritu ganador, parece
haberse esfumado.
Me niego a pensar que
hasta aquí llegaron los “rojinegros”. Prefiero creer que es solo un bajón temporal
en el rendimiento, pero sí me preocupa que no es algo que les esté pasando a
dos o tres peloteros en específico, sino que está generalizado.
Confío en que el
profesor Eriberto y su cuerpo técnico dará con la tecla que reactive la
maquinaria, porque de lo contario, creo que terminaremos muertos de desengaño.
Y para colmo, al doblar de la esquina están los Cocodrilos de Matanzas, tal vez
el peor rival para intentar reaccionar. Pero es lo que toca.
La Cenicienta la pasó
mal, muy mal, pero tuvo su final feliz. Y aunque esto no es un cuento de hadas,
yo me pregunto: ¿Por qué las Avispas no puede tenerlo? Nos vemos en el “Guillermón”.
Posiciones de la 59 Serie Nacional de Béisbol: 1-Camagüey
y Matanzas (44-30), 3-Santiago de Cuba (42-31), 4-Las Tunas (42-32),
5-Cienfuegos (41-34) y 6-Industriales (40-34).
Subseries que comienzan el viernes: Santiago-Matanzas, Industriales-Las Tunas y Cienfuegos-Camagüey. En cada
caso los segundos serán locales.
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