Cuando salí de Cuba
Para Gelkis, su paso por República Dominicana le sirvió para desarrollarse como pelotero. Foto:Miguel Rubiera |
La 57 Serie Nacional de Béisbol transita por la recta final de su primera etapa clasificatoria y no
son pocos los que aún recuerdan que hasta el juego 30 el pinero Michel Enríquez
y al tunero Yordanis Alarcón no pudieron enfundarse las chamarretas de sus respectivas selecciones.
Michel, conocido por la afición cubana como el
Super 12, fue “condenado” por los mandamases del deporte de las bolas y los
strikes por haberse gestionado él mismo, sin la ayuda de la Comisión Nacional,
un contrato con un elenco de la Liga del Norte de México.
El caso de Alarcón es más parecido al de otros
como los cienfuegueros Pavel Quesada y Edwin Vasell, quienes están envueltos en
complejas situaciones migratorias, al igual que el pitcher zurdo pinareño Julio
Alfredo Martínez.
Contrario a ellos, algunos de los “retornados”
sí pudieron conformar las nóminas de sus respectivos planteles desde el inicio
del torneo. Ese es el caso del toletero santiaguero Gelkis Jiménez, quien no
solo ha sido neurálgico en el line-up de
las Avispas, sino que se ha convertido en el mejor bateador de los dirigidos
por el expelotero Orestes Kindelán.
Luego de 36 partidos, Jiménez promedia .348 de
average ofensivo, con un OBP de. 476 y slugging
de .548. Además, ha largado cuatro “bambinazos” y sus batazos han traído hacia
el plato 21 carreras.
Para quienes no lo recuerdan, Gelkis tiene 25
años y es natal de la ciudad de Santiago de Cuba. Considerado por varios
especialistas como uno de los mayores prospectos del béisbol en la provincia
indómita, integró dos veces la selección nacional juvenil e intervino en el
Campeonato Mundial de la categoría en el 2010, desarrllado en Canadá, donde fue
incluido en el Equipo Todos Estrellas de la competencia.
Sin embargo, esto no le garantizó un hueco en
la llamada segunda Aplanadora, dirigida por el estelar Antonio Pacheco, que vio
emigrar a muchos de sus pilares. Pasaron algunas campañas para que Gelkis se
lograra enfundar la franela “rojinegra”, pero nunca como regular.
El slugger
abandonó la Isla –de forma legal- luego de tres campañas con el equipo
“Santiago”, en las que compiló números muy pobres, sin lucir su verdadero
potencial.
Hoy, el chamarreta número 51 luce diferente,
con más aplomo en el cajón de bateo y con mejoras visibles en su técnica. Todo
indica que –a pesar de no haber conseguido un contrato en ligas extranjeras- no
le vino nada mal su paso por academias de la República Dominicana.
De izquierda a derecha, Yasiel Mederos, Andy Ibáñez, Gelkis, Lednier Ricardo y Ariel Miranda, todos peloteros cubanos, durante una prueba en la Universidad de Miami. Foto:cubava.cu |
“En mi primera etapa con el equipo Santiago de
Cuba pasé muchas cosas que me llegaron a desilusionar. La mayoría de los
jóvenes no teníamos chance alguno en aquel conjunto. Así que, cuando se me dio
la posibilidad de salir legalmente del país, no lo pensé dos veces”, confesó
Gelkis a Tiempo Extra.
-¿Es
superior el trabajo que se hace en aquellas academias con respecto a las
cubanas?
-Sí. Allá tenemos muchos más implementos y
condiciones. Los entrenadores cubanos son muy buenos, pero allí uno puede
desarrollarse mejor porque se trabaja mucho individualmente con el atleta, algo
que aquí no pasa, pues el tiempo en los entrenamientos no alcanza para esto, así
que la práctica es más grupal.
¿Crees
que haber tenido roce con otro tipo de béisbol te haya ayudado a ser el
bateador que eres ahora?
-Seguro, eso influye. Pero nada de eso vale si
no mantienes una buena preparación. Allá aprendí cosas positivas y eso nunca
está de más. Creo que en Dominicana tuvieron conmigo la calma que en mi primera
etapa con “Santiago” no. Y eso tengo que agradecerlo.
-¿Te
llegaron ofertas de alguna Liga?
-Llegué a tener un trial con los Gigantes de San Francisco, de las Grandes Ligas, pero
al final no hubo entendimiento entre el señor que me representaba y el club, y
el contrato no se pudo hacer. Seguí a la espera, pero cuando vi que no llegaban
más ofertas decidí regresar a Cuba. Yo no salí en busca de lujos, solo quería
jugar béisbol y llegar hasta el nivel más alto. No se me dio, así que retorné
para seguir en lo que me gusta, la pelota.
-¿Qué tal
fue ese regreso? ¿Hubo trabas para que volvieras a los terrenos?
-Al principio pensé en dejar el deporte, porque
la verdad es que no vi ningún cambio con respecto a mi primera experiencia en
las Avispas. Prácticamente hacían equipo los mismos jugadores y era más de lo
mismo. Yo no estaba para eso. Pero mi padre, Vicente, que siempre ha estado
pendiente a mi carrera habló conmigo y me convenció para volver a jugar.
Realmente, el béisbol cubano no está en las condiciones de rechazar atletas y, por suerte, me permitieron retornar. Eso
sí, me lo tuve que ganar desde abajo, primero en las Provinciales y luego en los
entrenamientos de la preselección.
-¿Tú que
lo viviste, crees que muchos de los jugadores cubanos que salen en busca de
jugar en otras Ligas se van engañados?
-No te diría que engañados. Puede que muchos se
hagan falsas ideas, porque estos tiempos ya no son los de antes. Eso de los
contratos multimillonarios que te daban, a veces solo por ser cubano, se acabó.
Ahora tienes la opción de salir legal y, si no logras avanzar, puedes regresar.
Ya no tienes que aventurarte en una lancha o con cárteles que trafican
personas. También pasa que hay otros cubanos que te pintan aquello como lo
máximo y después te das cuenta que no es tan fácil.
Los representantes quieren ser tus dueños y
comprar cada pedacito de ti. Ellos son como tiburones en eso de las
contrataciones y siempre quieren la tajada más grande. A mí me perjudicaron,
porque yo habría aceptado el trato con los Gigantes por una cifra no tan alta y
hubiese luchado por ganarme un aumento, pero mi agente quería más, para él
beneficiarse, y no pensó en mi desarrollo como atleta. Eso es muy común allá.
-¿Ahora
en tu regreso a las Avispas qué ves diferente?
-Antes había más calidad, pero no existía la
unión que tiene este grupo. La mayoría somos jóvenes y Kindelán ha sabido llevar
bien las riendas. Si un equipo es más una familia que un conjunto de personas
las cosas salen mejor. Eso me ha llamado la atención de este equipo y estoy muy
a gusto aquí.
-¿Crees
que luego de tu aventura en tierra foráneas seas tenido en cuenta para integrar
algún equipo Cuba?
-No pienso en eso. Solo quiero hacer bien las cosas y ayudar a
“Santiago”. Aunque si me llaman seguro que voy. Pero como te decía, no es algo
que llene mi mente. Prefiero dejárselo a Dios.
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