“Ser entrenadora es algo que me gustaría en algún momento”

La exatleta matancera es la actual recordista olímpica de la jabalina                               Foto: iaaf.org


Tal vez pocos la conozcan por su verdadero nombre. Pero lo que más valora la inigualable Olisdeilys Menéndez Sáez, aunque para casi todos siempre será Osleidys, es el reconocimiento y el aprecio de su pueblo.

Jabalinista campeona y recordista olímpica en la Olimpiada de Atenas 2004 y bronceada en la Sydney 2000, doble titular universal entre mayores y juveniles, dueña de supremacías del orbe en 2001 (71,54 metros) y 2005 (71,70m); además de medallista en Juegos Panamericanos, Copas del Mundo y otra gran cantidad de eventos, la exatleta siempre se ha caracterizado por su sencillez.
A pesar de ser poco expresiva, la estelar matancera aceptó el diálogo con Tiempo Extra.
-¿De dónde viene la confusión con tu nombre?
-Mi nombre oficial es Olisdeilys, pero aparecí como Osleidys en las inscripciones de muchos eventos y el error se hizo habitual. Recuerdo que en la Olimpiada de Beijing hicieron la rectificación cuando revisaron el pasaporte y desde entonces comenzó a utilizarse bien en los documentos de la Iaaf, pero para todo el mundo sigo siendo Osleidys, incluso desde pequeña en mi natal municipio Martí, todos me llaman así.
-Cuéntame sobre tus inicios en el deporte
-Yo nací el 14 de noviembre de 1979. Desde la primaria mostré habilidades para los ejercicios de Educación Física, sobre todo en el lanzamiento de la pelota; pero fue a los 12 años que comencé la práctica del lanzamiento de la jabalina.
A esa edad nos ponían a hacer varias pruebas, y a mí me gustaba correr y saltar vallas. Sin embargo, la jabalina me atrapó y como lo hacía bien nunca quise intentar otra cosa; aunque en algunos momentos probé  competir en bala y disco.
Pronto llegaron mis primeras medallas en Juegos Escolares Nacionales y el progreso fue muy rápido porque con 14 años ingresé en la selección nacional juvenil. Par de años después estuve en el Mundial sub-18 y allí, con apenas 16 añitos, gané la medalla de oro con un lanzamiento de 60,96 metros, un título que repetí dos años después.
-Tu primera Olimpiada te dejó un metal bronceado. ¿A qué supo?
-Fue en los Juegos de Sydney y solo tenía 19 años. No me sentí conforme, pero la verdad es que estaba insegura y desconcentrada a la hora de la competencia, así que el bronce no estuvo tan mal.
-Crees que el 2003 fue el peor año de tu carrera deportiva?
-Ese año la jabalina apenas me pasó de los 63 metros y al llegar a los Panamericanos tenía las rodillas lastimadas. De hecho, a partir de entonces las lesiones se hicieron frecuentes en mi carrera deportiva.
Mientras hacía los ejercicios de calentamiento previo a la Final, di un tropezón y se acrecentó la molestia, aunque me mantuve callada porque tenía que competir. Desafortunadamente, las cosas no salieron bien ni para mí ni para mi compañera, ya que todos esperaban que ganáramos el oro y la plata.
La verdad, ni yo misma sabía qué me había pasado, pero eso forma parte de los episodios inexplicables que ocurren en la vida de un atleta.

Olisdeilys es una de las grandes atletas cubanas de todos los tiempos     Foto: Rosa Panadero

-Sin embargo, te recuperaste una temporada después
-Ese fue un año de victorias, que coroné con el metal dorado en la Olimpiada de Atenas. La lesión estaba, pero controlada, tenía un buen equipo de médicos y fisioterapeutas, que conjuntamente con el entrenador y el sicólogo trabajaron bien e hicieron su parte. Aprovecho para agradecer a cada uno de ellos, entrenadores de la talla de Pedro Menéndez del Río, Vladimir Hernández, Noel Serrate y Dionisio Quintana.
-Fuiste recordista mundial y aún tienes el olímpico. ¿Confiabas en que podrías lograrlo?
-Como atleta siempre tenemos una meta. En su momento, para mí era sobrepasar la barrera de los 70 metros, como lo habían hecho antes María Caridad Colón e Ivonne Leal.  
En el 2001 implanté récord mundial de 71,54m, que superé en el 2005 con 71,70m. El primero fue sorpresivo, no sabía qué hacer, el otro fue más esperado y quizás por eso lo asumí de otra forma, pero siempre disfrutándolo.
Finalmente, en el año 2011 me quitaron el récord mundial, pero es algo natural en el deporte. Todavía me queda el olímpico, de 71,53m y como es cada cuatro años, creo que puede durar un poco más.
-Fuiste heredera de un camino iniciado por María Caridad Colón. ¿Fue paradigma para ti?
Por supuesto. Siempre fue referencia, porque fue la primera que llegó donde ninguna mujer lo había hecho antes. Creo que en parte tuve mis resultados gracias a ella, además de que siempre estuvo involucrada en mi vida deportiva.
-¿Qué pasó luego de tu salida del equipo nacional?
-Tuve muchos conflictos que me perjudicaron por momentos, pero pienso que todos nos equivocamos y tenemos derecho a rectificar. Y eso es lo que busco ahora, que me llamen cuando me necesiten, porque estoy dispuesta a seguir aportando.
-¿Cómo valoras el estado actual del atletismo cubano y en particular de la jabalina?
-En el caso de la jabalina es bastante triste. A veces me pongo a pensar y trato de dar ideas desde mi experiencia, para “levantar” la jabalina. Siempre ha sido un evento de tradición en Cuba, incluso en épocas anteriores teníamos hasta cuatro mujeres y todas muy buenas, pero actualmente no es así. Tenemos algunas muchachas en los juveniles, por la que estamos apostando, pero en realidad hay que hacer un trabajo muy serio para que esta especialidad vuelva a los planos estelares de antaño.
-¿Qué haces actualmente?
-El pasado año estuve integrada a un proyecto con los alumnos de perspectivas inmediata en La Habana. Y siempre me traslado desde mi domicilio en Matanzas hasta la capital para participar de las preparaciones metodológicas con este fin. No estoy trabajando directamente como entrenadora, pero es algo que me gustaría hacer en algún momento.

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