Gatillazo

La VI Serie Nacional de Béisbol sub-23 no comenzó como se esperaba                          Foto: Jorge Luis Guibert


Hace unos días, en este mismo blog, le decía que aún conservaba alguna esperanza de que la Serie Nacional de Béisbol categoría sub-23 tomara un rumbo donde el torneo llamara la atención por su calidad y organización.

¡Qué ilusión la mía! Solo un par de jornadas demoró esta sexta edición del certamen en darme, como se dice popularmente, “un golpe sin mano”.
Es más, no se había dado la voz de ¡A jugar! y ya quedaban suspendidos los primeros desafíos. La subserie Holguín-Santiago de Cuba no se puedo desarrollar como estaba programada por cuestiones relacionadas con el alojamiento de los holguineros.
Del tema no voy a profundizar mucho, porque se ha mencionado en casi todos los espacios y ya quedó bien claro que ni la Comisión de Béisbol santiaguera ni la Dirección Provincial de Deportes en el territorio indómito tienen absolutamente nada que ver con la cancelación del pareo.
Ahora, sí me dejó mucho que desear la “escueta” –por calificarla de alguna forma- nota informativa que hizo pública la Dirección Nacional de Béisbol (DNB) sobre este y otros acontecimientos, de los cuales sí es responsable.
Solo cinco líneas para intentar tapar una realidad. La Sub-23 ha comenzado mal, porque no solo está el gatillazo del Holguín-Santiago, también colegas de Las Tunas publicaron en la red social Facebook fotos del equipo de esa provincia, subtitular actual, en una caminata de varios kilómetros hacia el estadio por fallas en el transporte que les debía mover hacia el terreno de juego.
Y como si esto fuera poco, se “jugó al escondido” en el tercer encuentro de la subserie Villa Clara-Matanzas, porque algunos directivos afirmaron que se suspendió por lluvia, cuando lo realmente sucedido fue que los árbitros aparecieron casi 120 minutos después de la hora que debía comenzar el partido.
“En tal sentido queremos informar que la responsabilidad de esos sucesos es totalmente nuestra y se han tomado las medidas disciplinarias correspondientes”, plasmó la nota de la DNB.
Pero claro que la culpa es de ustedes. ¿De quién más podría ser? Y no se trata solo de sanciones, lo cual se debe hacer, sino también de preguntarse: ¿Cómo es posible que fallen aspectos organizativos tan básicos de un torneo que no surgió de hoy para mañana?
No se olviden que hablamos de la Serie Nacional sub-23, que lleva ya seis años incluida en el calendario competitivo del país. O sea, que cuando se terminó la pasada, ya sabíamos que llegaría esta, por lo que tuvieron todo un año para planearla y atar todos los cabos necesarios.
Si los responsables de este campeonato no garantizan lo esencial, cómo pedirles a los peloteros que mejoren su desempeño defensivo (el promedio es de .957 tras concluidas las primeras subseries) bajo el intenso sol que azota a Cuba en esta época del año. ¿Cómo exigirle a los pitchers que den menos bases por bolas?
¿Cómo hacer para que la afición llene los estadios? ¿Cómo estimular a los mejores prospectos para que se queden en los campeonatos cubanos y no salgan a probar fortuna en una liga foránea, más ahora que se rompió el acuerdo con las Major League Baseball? ¿Quién cuidará la pelota cubana si no lo hacemos nosotros? 
Aquí hay mucho en juego. Detengámonos un momento y pensemos en eso. Nos vemos en el “Guillermón”.

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