Un primer paso
¡Y se hizo realidad! Por fin el
béisbol cubano tendrá su Salón de la Fama, aunque en honor a la verdad, hace
años que este fue creado, pero por razones inexplicables lo apartamos del
acontecer de nuestro principal pasatiempo nacional.
Por si no lo sabían les comento que la
institución fue fundada en el año 1939 y llegó a aglutinar a 68 atletas (entre
los que se encuentran estrellas como Martín Dihígo y Adolfo Luque),
hasta que suspendió su funcionamiento en 1960, y de esa forma quedó en el
olvido de muchos algo que nunca se debió perder en la pelota de la Mayor de las
Antillas.
Gracias al empeño de hombres como el
cineasta Ian Padrón, hace pocos días un centenar de personas de toda Cuba,
relacionadas con el béisbol de una forma u otra, se reunieron para de conjunto
seleccionar a 10 jugadores (cinco entre los años 1864 y 1961, y otros cinco
desde 1962 hasta la fecha) para formar parte de la mítica institución.
Los elegidos en el primer grupo fueron
Conrado
Marrero, Orestes “Minnie” Miñoso, Camilo Pascual, Amado Maestri y Esteban
Bellán. Jugadores que, por razones obvias, no pude ver jugar, pero los números
que atesoran son aval suficiente para justificar su nombramiento.
En la
segunda quinteta también figuran cinco “monstruos” del deporte de las bolas y
los strikes en la Isla.
Imagínense: Omar
Linares, Antonio Muñoz, Orestes Kindelán, Luis Giraldo Casanova y Braudilio
Vinent. Nombres que dan muy poco para comentar el porqué de su elección, pues
estos sí son de la época actual y casi todos pudimos ver sus soberbias
actuaciones, al menos en un video o un programa Confesiones de Grandes.
Claro,
cubanos al fin, cuando se trata de pelota siempre buscamos polemizar y encender
la chispa que después termine en fuego.
Para los
santiagueros es un orgullo que dos de los cinco antes mencionados hayan
defendido la chamarreta “rojinegra” de nuestra provincia; sin embargo, no son
pocos los que extrañaron la no inclusión de Antonio Pacheco de esta prestigiosa
mención.
No voy a
entrar en detalles que todos conocemos de sobra ni mucho menos comenzaré a
hacer un recuento de la carrera y los logros del “Capitán de capitanes”, pues
el espacio de esta columna no me alcanzaría y sería como llover sobre lo
mojado.
Les confieso
que a mí también me hubiese resultado gratificante ver el nombre de Pacheco
entre los exaltados, pero nadie puede poner en duda que los cinco seleccionados
son grandes entre los grandes, así que la palabra injusticia no viene por
ningún lugar al caso.
Prefiero
pensar que este es el primer paso de una idea brillante para elevar el
prestigio de nuestro béisbol, que tanto lo necesita. Esperemos próximas
elecciones, pues lo que sí está claro es que llegará un momento donde no se
podrá negar lo incuestionable.
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