El experimento fallido de Ancelotti
El experimento fallido de Carlo Ancelotti dejó como saldo la segunda
derrota en un partido exigente en lo que va de Liga, esta vez, por 2-1 ante el
Barcelona, y seis puntos de distancia con respecto al líder.
Un experimento que deja al Real Madrid varado en el tercer lugar de la
tabla y a la afición sumida en un mar de dudas en torno al técnico italiano, a
quien los descalabros en los partidos clave están costando la credibilidad de
la grada.
Entre los jugadores, mientras tanto, indignación por la actuación del
colegiado Undiano Mallenco, a quien acusan de haber perdonado dos penaltis al
Barcelona.
“El equipo ha dado la cara ante un rival muy difícil. Hemos puesto al
Barça en apuros, no es fácil verles perder tiempo. Pero ha habido dos penaltis
clarísimos y aunque no me gusta justificarme con los árbitros, hay cosas contra
las que no se puede luchar”, indicó Sergio Ramos a la televisión española tras
el encuentro.
Puestos a ello, Uniano Mallenco perdonó también la segunda amarilla a
Sergio Ramos, quien jugó el “clásico” como medio defensivo, posición que le
quedó muy grande, pues rápidamente se ganó la tarjeta amarilla por una agresión
a Neymar y terminó anulado por el ataque catalán.
“El míster me dijo un día antes que iba a jugar ahí y es una posición
que me gusta mucho, aunque finalmente he visto una tarjeta que me ha
condicionado y además luego me he llevado un golpe en el cuádriceps, así que me
han tenido que cambiar”, señaló el defensa del Real Madrid.
Ancelotti decidió utilizar un “novedoso” dibujo táctico. En una
especie de 4-1-4-1, Ramos tomó la posición de pivote defensivo, mientras el
fichaje del año, por lo caro, Gareth Bale, lo hizo en punta.
Había dicho el italiano que requería experiencia en este Clásico, por
lo que con todo y su campeonato Europeo Sub 21, ese que les abrió las puertas
del club merengue, Isco e Illarramendi fueron relegados al banquillo. El canterano
Álvaro Morata, a la grada.
En cambio, Dani Carvajal, sí que jugó en el lateral derecho. El
también canterano, uno de los mejores jugadores defensivos de la Bundesliga de
la temporada pasada, hacía su debut en un Clásico español. Pero resultó
insuficiente para frenar a Neymar. El también campeón europeo olvidó cuidarse
las espaldas y descuidó su zona. Por ahí causó estragos el brasileño hasta
anotar el 1-0. Álvaro Arbeloa, mientras tanto, observaba con frustración desde
el banquillo.
Adelante, los hombres de Ancelotti se notaban incómodos. Di María
lució poco en el interior, pues rápidamente Bale se tiró a la banda derecha, su
lugar de origen, y Khedira adelantaba de más su posición y terminaba
prácticamente en punta.
Durante la primera mitad, la creación en el conjunto blanco fue
escasa. La presión, y la recuperación, inexistentes. No estaba Benzema para
jalar marcas o para caer sobre los creadores del rival, ni estaba Ramos en
posición de arriesgar de más a dejar a su equipo con 10 por cometer otra falta
en la zona defensiva.
Así, Valdés tuvo un apacible primer tiempo pues ni el disparo de
Khedira, completamente desviado, logró inquietar. Mientras tanto Bale tuvo una
sola acción que lo hizo salir del anonimato: una entrada a Piqué que le costó
una amonestación. Ni siquiera Cristiano Ronaldo pudo hacer nada. Sin compañía y
con estorbos, era casi imposible.
A la hora de iniciado el encuentro Ancelotti decidió que era hora de
recomponer. Matar al monstruo. Sacó a Sergio Ramos para dar entrada a
Illarramendi. Después se marchó Bale, que sin pena ni gloria dejó su lugar a
Karim Benzema.
El Real Madrid comenzó a funcionar mucho mejor una vez reacomodados en
su dibujo original. Les ha costado dos meses llegar a entenderse y cuando al
fin lo tienen dominado, Ancelotti decide que para el partido más importante de
la temporada hay que innovar.
Pero no había tiempo de lamentos y tenían media hora por delante.
Lucharon, se entregaron, incluso dominaron. Y, de nuevo, sucumbieron al arte.
Alexis Sánchez vio adelantado a Diego López y no dudó para disparar,
humillando, de paso, a Raphael Varane.
Con coraje respondió el Real Madrid. Cristiano y Jesé, que jugó en los
últimos minutos, se combinaron para anotar el del honor. Demasiado tarde.
Frankenstein se los había comido mucho antes.
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